De violencias
Leído en un periódico la noticia de que a alguien por atraco le piden trece años y que ese alguien sea tu hijo, puedo garantizarles que aunque sea reiterativo nunca se acostumbra uno, y que además te hace honda mella. La situación te provoca dolor, ese do
José Luis Sánchez-Tosal / Leído en un periódico la noticia de que a alguien por atraco le piden trece años y que ese alguien sea tu hijo, puedo garantizarles que aunque sea reiterativo nunca se acostumbra uno, y que además te hace honda mella. La situación te provoca dolor, ese dolor íntimo y profundo que te invade ante todo lo malo que le sucede a un hijo, y también miedo a los daños que alguna vez pudiera llegar a causar, y no hago aquí referencia a los materiales sino a los personales. Y en medio de todo algo terrible que ya nunca te abandona, el sentimiento de culpa por no haberlo educado debidamente, aunque tengo que decir en mi descarga y en la de su madre que puede que así sea pero no por no haber intentado hacerlo bien y no haber estado con él tratando de evitar, lo que sí puede ser es el no haber poseído la habilidad debida. También tengo que añadir, que la otra violencia, la opaca, hizo su trabajo en los años de su adolescencia, pues Ciudad Rodrigo entonces en cuestión de drogas era un paraíso, más con el ambiente que esto creó.
Sin querer anular la ley, tengo también la sensación de que esta violencia que se provoca cuando tiene que buscar y robar dónde y cómo sea para poder adquirir las drogas, pues su dependencia es extrema, habiendo fallado todos los tratamientos psicológicos, centros y demás métodos existentes en su recuperación, malamente teniéndolo en la cárcel se curará, ni será ejemplo para otros su castigo, pues lo cierto es que cada vez son más en este país los que caen en la adicción, y cada vez más jóvenes. ¿Influirá en esto la otra violencia, la opaca, la que viene de su comercio, de los urbanismos salvajes, del refugio de los capitales en los paraísos fiscales y de que unos pocos en el mundo tengan más que todos juntos, y de las guerras allí donde hay riquezas, pues qué honestidad hay detrás de cada gran fortuna? Todos creemos que sí, y sin embargo raramente esta aparece en el escaparate de los periódicos, pues como ya hemos dicho es muy opaca, lo que no evita por eso que cualquier acción de ella sea muchos más perniciosa, y cause con sus acciones muchas más víctimas y daños que todos los rateros juntos de la provincia, y sin embargo las leyes son con ellos mucho más blandas, y también más evadidas y más burladas ¿pues cuánto tiempo está eso que se llama un financiero o un gran hombre de negocios en la cárcel, si es que llega a estar, después de una quiebra fraudulenta o una estafa?; incluso ¿quién se ha planteado siquiera denunciar a una gran fortuna aunque esté hecha a base de fábricas situadas en el tercer mundo con niños que trabajan de sol a sol con salarios de hambre? Más bien son jaleados y alabados.
Quiero con esto decir que una persona que es incapaz de vivir sin droga pueda estar en la calle, en principio, y con el planteamiento prohibitivo actual no, porque es un peligro, ahora bien ¿metiéndolos en la cárcel se soluciona algo o al salir es otra vez lo mismo?. Es entonces la solución de que toda su vida la pase allí por raterías cometidas arrastrado por su adicción de la que es incapaz de liberarse. Creo que a cualquier hombre con humanidad le parece demasiado, y sin embargo con un grupo del colectivo de drogadictos se está actuando así, y además puestos sobre los focos del escaparate, es decir, de la prensa, para que vea todo el mundo cómo se trata de castigar sus actos, cuando en realidad los más robados son ellos que se les ha quitado la vida habiendo tenido la droga a mano cuando aún eran niños, y provocando en ellos una adicción de la que no se librarán ya jamás.
Sólo caben dos soluciones, una dársela, pues quienes somos nadie para arrastrarles a vivir así, en el infierno de verse abocados al robo y en el castigo perpetuo por ello, otra al menos a este colectivo extremo dotarles dentro del castigo de una situación de estancia en la vida más humana que las cárceles y de toda su situación actual. Y no me valen en este caso los centros, pues en cuanto la vuelven a tomar son expulsados de ellos, pues los adictos extremos siempre reinciden, y de allí a la calle, y después la vuelta a la cárcel; y finalmente desde la prensa tratar el problema como lo que son, es decir señalar que roban obligados por su adicción. Pero no sólo no se soluciona su situación, sino que a veces da la sensación de que se exhiben como chivos expiatorios, o quizá para ocultar la otra violencia infinitamente más dañina, mientras que al fin y al cabo dentro de su desgracia, por ejemplo en este caso concreto con sus actos, nunca ha causado daño a las personas, y sin embargo ya ven lo bien que viven algunos que se hacen con grandes fortunas o cargos desde los cuales realizan actos que humillan a todos o montan guerras que matan a millones de seres humanos, y lo muy a menudo que se les puede, a veces, encontrar jaleados desde la prensa como grandes personalidades.
Hoy mismo se hace pública la sentencia del caso Gescartera, una estafa de miles de millones de pesetas que afectó a cientos de familias y por la que sus dos máximos responsables Antonio Camacho y Pilar Jiménez Reina lo van a saldar con once y tres años de cárcel respectivamente, y naturalmente sin saber dónde está el dinero "extraviado".
Publicado en www.ciudadrodrigo.net