Teatro o circo…la gran fiesta
Ciudadrodrigo.net La de estos días en Ciudad Rodrigo, que con su Feria le da a la ciudad categoría y diversión, pues hay en ella colorido, mucha gente, miles de niños felices y con la boca abierta, personas gozosas con los espectáculos y promoción de la c
José Luis Sánchez-Tosal / Ciudadrodrigo.net
La de estos días en Ciudad Rodrigo, que con su Feria le da a la ciudad categoría y diversión, pues hay en ella colorido, mucha gente, miles de niños felices y con la boca abierta, personas gozosas con los espectáculos y promoción de la ciudad así como bienes económicos para esta. Todo esto es algo que Ciudad Rodrigo siempre deberá reconocer a Juan Carlos, que fue su creador.
Pero ¿hay teatro? O dicho de otra manera: ¿Dónde está el límite entre lo que “de chicos” llamábamos circo y lo que ahora nos ofrecen como teatro? Me hago esta pregunta, pues lo que alcanzo a ver es en su mayoría sólo divertimento sin fondo, y diciendo que cuando escribo esto es aún jueves, y que a una de las obras mi trabajo no me dejó acudir, pues llegué tarde y mal, esta era en el espacio AFECIR y yo me dirigí al pabellón que no era, cuando quise volver al que era dos minutos más tarde ya estaba cerrado a cal y canto. Me imaginé que era en el otro, porque viviendo al lado del que era no vi nada en el que lo anunciara, yo erré y me quedé sin la ocasión. Pero dejemos a un lado el fallo y mi torpeza, y volvamos a la pregunta clave que me ronda por la cabeza: ¿Hay teatro? Y todo el mundo me puede responder “pero si estos días no hay otra cosa, a qué viene la pregunta…” Pues miren ustedes que uno ve como mucho espectáculo y no consigue ver representación que haga meditar sobre el hacer político actual. Ya digo que no puedo estar más que en algunas representaciones, y que cuando escribo esto es jueves, pero todo el conjunto como que me huele a descafeinado ante la actualidad, es decir, no encuentro obras que se enfrenten a la actualidad política, y que lo hagan como lo hace el arte, descubriendo con facilidad la cara real que todas las máscaras nos intentan ocultar. Es decir, no hay nada que nos muestre a un Bush haciendo guerras preventivas, a una China haciendo jueguecillos a la vez que ejecuta a sus ciudadanos, a una Europa haciendo equilibrios entres sus proclamas de libertad y sus intereses, y a una Rusia ciscándose en todo y haciendo añicos el pensamiento de Fujiyama. A un Aznar y a un Blair vendiendo o comprando mercancía para sus nuevos jefes, a un Zapatero llamando a la situación de todo menos crisis, o mostrándonos la forma de hacer huertos solares en Castilla y León o la de ganar elecciones en Ciudad Rodrigo desde que empezó la fiesta democrática.
Quizá alguien piense que tengo obsesiones, y que la vida hay que disfrutarla por encima de estas historias, pues eso pienso yo, que debería ser algo más que estas historias, pero no tengo duda que ese algo más está asfixiado por estas, y por eso clamo por teatralizarlas, para su reconocimiento y así dejar más fáciles los caminos de enfrentarse a ellas en la realidad y no deberían por tanto de faltar en el teatro además de la distracción.