Principio de intenciones
Pienso que una declaración de intenciones cuando es sincera y no responde a parámetros de hipocresía, ha de ser consecuente con los principios que propugna como si éstos fueran la base irreducible de ese vademécum de dónde sacar una conducta política ejem
La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / Pienso que una declaración de intenciones cuando es sincera y no responde a parámetros de hipocresía, ha de ser consecuente con los principios que propugna como si éstos fueran la base irreducible de ese vademécum de dónde sacar una conducta política ejemplar.
¿Por qué digo todo esto? Pues porque si uno se para a contemplar el principio de intenciones que asume el PP en su programa se da cuenta de que puede ser cierto que cuando un partido político se encuentra en la oposición, se olvida de todo buen precepto y acaba dedicándose a lo que sus fines políticos se afanan, es decir, a romper adhesiones y consensos para de manera futurible gobernar.
Consecuentes con su ideología cuando afirman que los españoles deben ser iguales en derechos y deberes tachando de intolerable que en ciertas regiones haya ciudadanos de primera y de segunda o cuando apuestan por un sistema educativo que supere la deficiente LOE aunque no se hayan volcado en dar becas sustanciosas cuando han gobernado; se delatan hipnóticamente con aseveraciones que no responden a la verdad.
Dicen que creen en la igualdad porque “sin ella hay arbitrariedad, privilegio y discriminación” cuando en cambio no ponen impedimentos a la renovación de los cargos del Tribunal Constitucional porque la mayoría de sus cargos son desempeñados por un tangible sector conservador y no es bueno equilibrar balanzas que de momento son favorables.
Afirma que el Estado de las Autonomías es un “acierto colectivo” sin peros, porque logra “vertebrar los territorios, al garantizar su cohesión y solidaridad” y, aunque aprueban mano en alto la renovación de Estatutos de Autonomías que no sean el catalán, con éste se ensañan porque todo tiene su límite y hay que fijar en la Constitución las competencias inalienables del Estado con respecto al gobierno de las regiones.
Creen que la política debe ejercerse desde “la moderación y el respeto a las opiniones de los demás” apostando por el consenso y el desarrollo de “políticas incluyentes” pero, sin embargo, a lo largo de toda la legislatura socialista han volcado fríamente sus esfuerzos en hacer una férrea oposición excluyente que deslegitimase el gobierno Zapatero criticando lo in criticable y lo que asume como promesas políticas en su programa electoral.
Consideran que es necesario mostrar una perceptible “ejemplaridad de los comportamientos políticos”, pero en cambio se han hartado de descalificaciones insultantes que han contribuido marcadamente al enfrentamiento social con respecto a legislaturas pasadas. Y encima se arrogan sobredosis de razón declarando que Zp se ha quitado la careta del talante porque le conviene la tensión que ellos buscan incesantemente por la misma razón.
¿Lógicamente paradójico o paradójicamente lógico?