La polémica de las bibliotecas de Salamanca llega a un diario nacional

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Agosto 28, 2007

El salmantino Álvaro Muñoz Galindo ha visto publicada hoy una carta al director en la edición nacional del diario El País. Con esta publicación el diario de PRISA se hace eco de las promesas incumplidas por parte del Rector de la Universidad, José Ramón A

La Voz de Salamanca (José A. Andrés) / Una vez más, en la Universidad de Salamanca (Usal) se genera cierta polémica alrededor de los horarios de las bibliotecas; y esto, para asombro de los que creíamos que el rector cumpliría lo dispuesto en su programa, abrirlas 24 horas. Pues bien, por lo que parece, la apertura de espacios de estudio a tiempo completo resulta a todas luces (desde el rectorado) un derroche. Tras una reunión con representantes de alumnos, se consiguió paliar de manera insuficiente el problema.

Resultaría al menos esclarecedor para los estudiantes saber si la Usal es un servicio público o una empresa con ánimo de lucro, más que nada para saber a qué atenernos. Igual de esclarecedor resultaría saber si serán cumplidos otros puntos del programa que parecían mostrar cierto afán modernizador. Una Universidad Moderna, europea, y que sirva de banderín de enganche a la sociedad, es , sin duda, la verdadera empresa universitaria.

Los estudiantes se movilizan también para recoger firmas

Por otro lado, los estudiantes de Salamanca han enviado nuevamente correos electrónicos en los que animan a una nueva movilización. La nueva propuesta anima a los estudiantes a una recogida de firmas, en un texto que recuerda las palabras literales del programa electoral del actual Rector, en el que se comprometía a la apertura de bibliotecas durante 24 horas en periodos de exámenes. A continuación reproducimos el citado correo electrónico:

¿Cómo puede ser que en Salamanca las bibliotecas estén cerrada durante el periodo de exámenes?

Esto es lo que muchos de los centenares de estudiantes que solemos frecuentar las bibliotecas pensamos al ver el nuevo horario de bibliotecas para los exámenes de septiembre. Es lo mismo que nos preguntan otros estudiantes de Barcelona, Valladolid, Madrid, Santiago de Compostela, Zaragoza o de muchas otras universidades. ¿Por qué nosotros somos tan “originales” y vamos al revés que todos los demás?

Pero, ¿acaso tiene sentido abrir la biblioteca menos tiempo durante los exámenes que durante el curso? ¿A qué viene esto? Se pasó de la incredulidad ante la medida a la indignación de comprobar la aplicación de las mismas.

En la propaganda de la candidatura del actual rector José Ramón Alonso durante las elecciones a rector de la Universidad de Salamanca estaba escrito, en los emails que todos los estudiantes recibimos:

Inversión de choque en bibliotecas: dotación de espacios, personal, materiales (libros, revistas y bases de datos) y nuevos servicios al usuario, incluyendo apertura durante 24 horas en épocas de demanda.

¿Cómo es posible que la misma persona que dijo esto para conseguir el cargo que ostenta, ahora actúe de esta forma? Esta importación de las malas formas de la política, de las promesas de frases a medias y afirmaciones incompletas ha dejado atónitos a todos. ¿qué entiende el rector, después de lo visto en los exámenes de mayo y junio, que es época de demanda?

Otra cosa que parece que se le ha olvidado al equipo rectoral es el acometido que tiene una biblioteca y cuál es la función de un aula. Un aula está adaptada para impartir clase, y esta es su función, no la de acoger a los estudiantes en época de exámenes, porque no está preparada para eso. Un aula, o un banco corrido, no satisfacen las necesidades de espacio (los pupitres son manifiestamente pequeños para alguien que necesite de manejar libros, apuntes, fotocopias...) , de aislamiento (las aulas no están hechas para aislar acústicamente del exterior, ni lo más mínimo, además de los ruidos como el de las puertas, inexistentes en las bibliotecas), de libros (en las aulas no es que no haya libros de algunos temas, es que no hay ni diccionarios), lo cual ocasiona el desánimo y el hartazgo de quienes estudian allí, optando en no pocas ocasiones por buscar un lugar mejor donde poder estudiar.

Los estudiantes también hemos tenido que aguantar afirmaciones del tipo “a ver si ahora se dedican a estudiar” (¿Sino para qué piensan que queremos que nos abran las bibliotecas, si puede saberse?); o “hay muchas plazas disponibles” (¿Son realmente tan ingenuos de pensar que la gente acudirá a estudiar en masa a simples aulas, como ocurre con las bibliotecas, que en el mes de mayo tenían estudiantes haciendo cola casi una hora antes de que abriesen, incluso fines de semana?).

Ahora que se ha alcanzado un “alto grado de ocupación”, ¿Cuál será el siguiente parche a los horarios de bibliotecas? ¿Así se prepara la Universidad de Salamanca para la convergencia europea, yendo en dirección contraria de los planes de Bolonia, limitando así durante los exámenes el acceso a los libros de consulta? ¿Es así como pretenden que nos formemos?

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