Nuevas degeneraciones
Con el 89 en la mano aqui tenemos al jefe de los cachorros de la lideresa. Pablo Casado se llama la criatura, presidente de las Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid. El pasado fin de semana, el joven Casado lanzó su discurso en el congreso de
La Voz de Salamanca (Ramón García) / Con el 89 en la mano aqui tenemos al jefe de los cachorros de la lideresa. Pablo Casado se llama la criatura, presidente de las Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid.
El pasado fin de semana, el joven Casado lanzó su discurso en el congreso de los populares madrileños alcanzando una notable resonancia mediática. Desde luego no merecía menos dadas sus dotes de visionario político. No se cortó un pelo al decir que los jovenes españoles son en su inmesa mayoría del PP aunque no lo sepan. ¡Ahí queda eso!.
Desde entonces no dejo de fijarme en cuanto joven se cruza por mi camino preguntándome: ¿Sabrán que realmente son del PP o permanecen en la ignorancia de su auténtica ideología?. Por otra parte: ¿Cómo no ser del PP si es lo que está de moda?. Esa fue otra de las revelaciones que nos proporcionó una vez lanzado a saco contra todo lo que huela a izquierda.
Y es que los de izquierdas somos unos carcas. Mira que andar todavia con la guerra del abuelo, las fosas de no se qué, la memoria histórica, el Che, la Internacional….
Y yo entiendo al amigo Pablo: él sabe que el PP fue el único partido que no formó parte del «fracaso colectivo» que fue la guerra civil. Quizas olvida que el presidente fundador de su partido fue ministro del régimen dictatorial fascista surgido de una guerra civil provocada por una sublevación contra un régimen legítimo…pero ese olvido carece de relevancia.
Cómo le van a importar las fosas, la guerra o la memoria histórica a quien sabe perfectamente dónde esta su abuelo vivo o muerto. Es posible que el abuelito de estos chicos del PP fuese beneficiado con un estanco, una administración de loteria, un puesto en la prensa del «movimiento»… Y estos pesados de la memoria hístorica buscando a sus abuelos por los campos y cunetas de España.
Prefiero no entrar en la ridícula y asquerosa comparación entre Miguel Ángel Blanco y el «Che» y otros absurdos clichés con los que salpicó su discurso ante un enfervorizado auditorio.
El Partido Popular se empeña en presentarse como fruto de una «inmaculada concepción» al querer borrar su pasado. El problema es que, quizá, carezcan de futuro.