Que el uno no represente al todo

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Marzo 17, 2008

Este sábado hemos podido observar cómo un aficionado bético lanzaba una botella de agua al portero del Bilbao hiriéndolo. Debemos lamentar que deportes como el fútbol se vean enfangados de actitudes tales y que como reza el título de este artículo, el uno

La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / Opino que el hilo conductor de la vida es la sensación intermitente pero permanente de ilusión ante ciertas eventualidades que solazan la cotidianidad de nuestros días. Y es por ello que no estoy del todo de acuerdo con aquellos que sólo piensan que el fútbol no llena los bolsillos de los pobres, y que allá cada cual con su pan, que al fin es lo que importa.

Es verdad que el fútbol puede llevar al insulto y a las manos y que provoca rivalidades, desdenes y odios. Es verdad que exalta el ánimo del más templado, excita las pasiones, y origina las más excelsas alegrías y las más afligidas decepciones. Y al fin, con todo, nos confiere una manera de vivir más allá de los márgenes materiales que determinan nuestra mera supervivencia.

No obstante, sin tener la más mínima intención de justificar lo injustificable, quiero condenar la actitud aborrecible de un aficionado bético el pasado sábado en el estadio Ruiz de Lopera. Porque siendo bético como soy, no puedo por menos que detestar la zafia insensatez de quien lanzó la botella, reprobar la actitud de la afición verdiblanca al culpar y entregar al malhechor, excusar al club, defender las disculpas de la entidad bética a tal ataque, y negar la razón de aquellos que mantienen que tales actitudes representan muy bien la imagen que se tienen de las diferentes aficiones, en este caso, la bética, que ya se ve envuelta en dos ataques de execrables comportamientos: la del sábado y la del pasado ataque a Juande Ramos en Copa del Rey el año pasado.

Ya son varias las veces que se habla de la afición hispalense como la afición de los disturbios, pero no quisiera que el uno representase al todo. Entre otras cosas porque como diría José Juan Botelli: “Los hombres pertenecen al reino animal …, pero algunos más que otros”. Y el temperamento sanguíneo de algunos no tiene por qué representar las más nobles ilusiones futbolísticas del resto.

Por más que lo intente, no encuentro una salida razonable a este problema. El fútbol viene a ser un espectáculo donde al espectador que entra a los estadios se le permite que coma, beba y disfrute -¡al vulgo, pan y toros!-. El sistema de seguridad se reduce a entrar con las botellas de menos de un litro sin tapón. Pero la botella que lanzaron al portero del Athletic Club era de agua y estaba llena. Y lanzada con tapón o sin tapón desde donde se arrojó, las consecuencias pueden ser desastrosas. ¿Cuál es la solución entonces?. ¿No permitir la entrada de bebidas? ¿o simplemente castigar al que delinque como en este caso?. Es bochornoso tener que lamentar conductas tales, pero la solución no tiene fácil respuesta. Porque si no es una botella, se tiran unas llaves o cualquier otro objeto. Y al fin, lo único que puede obviarse es que no queda otra que aceptar lamentablemente el peligro que se corre y confiar en que la justicia y el club tomen las medidas oportunas. En caso de la justicia condenando el hecho según marque la Ley Penal y en caso del club, prohibiendo la entrada a las instalaciones del estadio al malhechor y retirándole, si se da el caso, el carné de socio. Espero que ese aficionado, con peso de conciencia, esté al menos lamentando su conducta, porque en palabras de Churchill: “ De humanos es hacer algo incorrecto, pero es de necios permanecer en tal situación”.

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