Mientras no abisme el fin primero
Este sábado, día 17 de mayo, se celebraba el Día Internacional de Internet, una herramienta utilísima de trabajo, un almacén abrumador de información, una ventana abierta a la cultura y, por supuesto también, un sumidero de basura, agravios y patrañas. En
La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / Este sábado, día 17 de mayo, se celebraba el Día Internacional de Internet, una herramienta utilísima de trabajo, un almacén abrumador de información, una ventana abierta a la cultura y, por supuesto también, un sumidero de basura, agravios y patrañas.
Entre las diversas formas en que Internet se muestra al internauta, repunta ahora un fenómeno relativamente nuevo en España y que está pegando fuerte. Tan fuerte que a veces, desbordando las expectativas de uso, este tipo de espacios han de reconfigurar los servicios que prestan a través de la página web y la capacidad de éstas para poder responder a la demanda que reciben. Me refiero a portales del tipo Tuenti, Facebook, etc. Portales donde el internauta decide, en su afán de coleccionar conocidos, compartir cierta información personal y fotografías entre una serie de amigos con los que mantiene un contacto bastante cercano pero ciertamente impersonal.
Sorprende, pues, la fuerza que están adquiriendo y la forma en que este tipo de redes de encuentro y socialización están llegando al cibernauta. De hecho, parece un principio bastante formalista eso de que los usos que definen y disfrazan tu alrededor acaban envolviéndote y desfigurando tus hábitos de desenvolvimiento social. Y sorprende, digo, precisamente por la sencilla razón de que sin ofrecer nada realmente servible que no pudiera darse mediante otros medios más convencionales -entiéndase el correo electrónico o zonas Myspace en sus funciones de mensajería instantánea, blog, etc-, se torna como un medio de comunicación directo y recurrente entre los concurrentes a este tipo de espacios.
Son Fotolog con un número de utilidades que se renuevan y amplían constantemente en el tiempo, y donde el usuario intenta desarrollar ciertas actividades y reflejar interactivamente su vida real; espacios virtuales de encuentro entre personas con intereses compartidos, y una zona donde compartir fuentes de consumo del ocio. En fin, la forma de entender el ciberespacio como una red de socialización.
No quisiera poner en duda que este tipo de portales vienen a ser una especie de agenda de eventos muy positiva, un medio de fácil encuentro entre amistades descuidadas en el pasado, una forma más atrevida de comunicación entre amistades semiahogadas, y un modo de intercambio provechoso de materiales y pareceres. Y además, quisiera dignificar la forma en que queda garantizada la privacidad para compartir la información que incluyes en tu perfil exclusivamente con la gente a quien decides invitar o aceptar en tu círculo de amistades a través de una serie de opciones que ofrecen -lo cual sobreguarda nuestra intimidad-.
Pero creo, sin intención de dramatizar lo que parece algo natural y de cierta utilidad, que la creación por parte del usuario de un entorno on-line desde el que extender el reflejo de su vida cotidiana, des-socializa en parte el modo de relacionarse físicamente de las personas con sus amistades por un lado, y por el otro, le resta tiempo de utilizar una herramienta tan útil como Internet -tiempo hay para todo aunque pase muy deprisa- en otros fines más culturizadores, ilustradores y constructores para y del pensamiento. Por tanto, no es que lo uno niegue necesariamente lo otro, sino que para muchas personas -sobre todo para quienes tienen poco tiempo-, lo abisma.