¡Menudo torniquete!
Ironía a pie de calle - Sañudo pelícano
La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / Ironía a pie de calle
Toda la semana a vueltas con los dichosos transportistas. Que si es huelga de trabajadores o paro indefinido por cierre patronal. Que si es legal o no. Que si deben satisfacer las necesidades básicas o reventar el país para ganar su pan. Que si las plataformas convocantes y firmantes representan al sector o son sólo la parte reivindicante y no total del mismo. Que si las exigencias al Gobierno son legítimas o excesivas. Que si el Gobierno actuó correctamente o no tuvo el reflejo de proceder a tiempo y cuando las circunstancias lo exigían tiempo atrás. Que si los piquetes han deslegitimado ese paro con su actitud o ésta es producto de la irritación e impotencia de los transportistas. Que si quien quisiera trabajar estaba en su derecho sin venir a sufrir ataques ni tener por qué ir escoltado por las Fuerzas de seguridad del Estado o no. Que si las consecuencias y pérdidas que este paro ha generado son desastrosas o un mal necesario en beneficio de unos pocos. Que si el Gobierno debería haber aceptado las 54 peticiones que ha aprobado o no. En fin, que si la situación desatada es blanco o negro.
Para gustos los colores. Está claro que todo individuo está en su derecho de reivindicar una mejora de sus condiciones laborales. Incluso la Patronal. Pero un cierre es un cierre. Y aquí todo el mundo sale y ha salido perjudicado. Esperemos atentos la mala nueva del próximo rebrote inflacionista.
Ante una situación de crisis, todo el mundo se aprieta las faldriqueras. Mengua el bolsillo de todos. Sube el Euríbor, hipotecamos nuestra vida sin tener para alimento. Perdemos nuestro empleo, el INEM es una estafa. Nos quedamos sin chapuzas, ganamos menos. No llegamos a fin de mes, apenas gastamos. No consumimos, no reactivamos la economía. La economía no marcha, parece que Hacienda pide más de lo que da. En fin … Mucha inyección, pero mucha inflación. Y no nos llega a fin de mes.
Ahora los transportistas -bendita sea la voz que se levanta- se quejan de que salir a repartir no les sale rentable. Bueno. La subida del barril de petróleo les perjudica especialmente a ellos. ¡Pero mi compañía de autobuses privada no me ha subido el precio del billete. Ni el servicio público de RENFE tampoco!, se escucha en la calle. ¡Pierden más dinero que antes. O mejor dicho, ganan menos que antes!, afirman algunos. ¡Dónde estará el libre mercado! ¿Me creo que las pérdidas no compensen las ganancias, sobre todo, entiéndanme autónomos y pymes transportistas, para las grandes compañías del transporte?.
Todos los ministerios han trabajado para gestionar la crisis del transporte. Economía y Hacienda, Interior, Fomento, Educación, Trabajo e Inmigración, etc. Y la verdad, que están los transportistas por dar ribetes de agradecimiento insatisfecho por la gestión que en principio se ha establecido en lo que se refiere a la lucha contra la morosidad; a la actualización del precio pactado en los contratos respecto de las variaciones del precio del petróleo -cúmplase eternamente y no en momentos de crisis-; a las mejoras en infraestructuras y estaciones de servicio y descanso; a las subvenciones para la promoción de nuevos camiones más ecológicos y que consuman menos; a las autorizaciones y licencias comunitarias; y a las ayudas a la formación y al abandono.
Pero ¿qué hay del bien transpersonal? Soy agricultor, y me han hecho perder la producción que he cosechado y ya no se puede vender. Soy ganadero, y me han hecho derramar la leche que ha fermentado. Tengo una fábrica, y no he podido producir porque no tengo espacio de almacenaje. Tengo un restaurante, y la materia no llega y no puedo dar de cenar.
España puede estar con los transportistas. Sus reivindicaciones son justas. Entendibles. Pero … ¡que tanta política y tanta deducción no me lesione en mi declaración en la renta!, pensarán muchos. ¡Que a mi también me cuesta vivir!. ¡Que la inflación también enfría mis huesos!. ¡Que yo también me desangro, enfermo y me curo a base de torniquetes!. ¡Menudos torniquetes!