Marcos Ana presentó en Salamanca su libro "Decidme cómo es un árbol"
“Decidme cómo es un árbol” es una biografía testimonial que narra las desventuras de la vida en las cárceles franquistas, las torturas que sufrieron los presos, la sensación de angustia personal ante la espera del anuncio de fusilamiento, o esa actividad
La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / “Decidme cómo es un árbol” es una biografía testimonial que narra las desventuras de la vida en las cárceles franquistas, las torturas que sufrieron los presos, la sensación de angustia personal ante la espera del anuncio de fusilamiento, o esa actividad frenética posterior a favor de la liberación de los presos y la condena al régimen franquista.
Este sábado 15 tenía lugar en el Colegio Arzobispo Fonseca la presentación del libro “Decidme cómo es un árbol”, de Marcos Ana. El encuentro se celebraba en el Salón de actos a las 18:00h de la tarde. Un libro que no narra “la vida de un hombre, sino de una generación”, y que como advierte el propio autor, “es un canto a la lucha por la libertad y la vida”, y en el que se descubre a un poeta conmovedor que con versos de poemas “ni buenos, ni malos, sino tan sólo necesarios” (modestia del autor) estremecen verdaderamente al lector.
Fernando Macarro, más conocido por el pseudónimo literario de Marcos Ana, es salmantino, nacido en 1920, en Alconada. De padres campesinos, marchó de niño a Alcalá de Henares, donde antes de empezar la guerra se afilió a las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas), y donde víctima del franquismo, no pudiendo tomar barco alguno en Alicante que lo llevara al exilio, cayó en las cárceles franquistas como preso político siendo tan sólo un chaval. Sufrió la pérdida de su padre, a quien encontró muerto en la calle tras un bombardeo de los aviones Júnquers alemanes sobre Madrid; y también de su madre en 1943, la cual, enferma como estaba, no pudo soportar la muerte de su esposo y las vejaciones y palizas que su hijo sufría en la cárcel.
Padeció la angustia de tener que vivir con dos condenas de muerte que finalmente le conmutaron. Y vivió una frenética vida a su salida de la cárcel cuando en 1961, casi 23 años después, Franco decretó la libertad automática para los presos políticos que llevaran más de 20 años ininterrumpidos en prisión -mas cabe decir que él era el único, y por tanto el preso político que hasta entonces durante más tiempo sufrió encarcelamiento durante el franquismo-. Desde ese momento, no descansó en hacer llegar al mundo, de país en país, de Europa a América, un mensaje de condena al franquismo, un mensaje de socorro y ayuda internacional a los presos políticos españoles que habían luchado por la democracia y a sus familias, y el mensaje de reconciliación para España de la mano de múltiples amigos entre los que se encuentran Rafael Alberti, Picasso, Pablo Neruda, María Teresa León, La Pasionaria, etc. A partir de ahí, Marcos Ana, unos de los primeros presos políticos españoles defendidos por Amnistía Internacional, luchó siempre por la defensa de los derechos de los oprimidos y desheredados con entrega absoluta a su ideal comunista. Vicepresidente de la Fundación Internacional de Resistentes (FIR), fundó y dirigió en París hasta el final de la dictadura el Centro de Información y Solidaridad con España (CISE) luchando por la acción por la Amnistía general y la ayuda moral y material a todas la víctimas de la represión política.
En la presentación de este sábado en Salamanca, Marcos Ana, autodescrito como hombre revolucionario, y elogiado por la humildad y nobleza de su carácter, manifestó su desacuerdo frente al discurso y entorpecimientos del PP respecto a la Ley de Memoria Histórica, insistió en que no quiere que se tome este libro como homenaje personal sino para todos los que cómo él sufrieron la represión franquista por defender la libertad, y volvió a repetir esa idea perenne e inmutable que tiene de que “cada generación tiene la razón de su tiempo y que conocer cómo piensa y cómo vive la juventud es imprescindible para descifrar los signos del futuro”. Esperemos, querido Marcos Ana, que este diario que quiere dar voz a tanta gente, se ajuste a ese ideal tuyo.