Liberad a Ingrid (en los mejores cines)

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Septiembre 22, 2008

Tras la utilización de las siglas CICR y Cruz Roja internacional por parte del Ejército de Colombia para la «Operación jaque», en la que fue liberada la ex congresista Ingrid Betancourt, los equipos de ayuda humanitaria están encontrando crecientes dificu

La Voz de Salamanca (Javier García Pedraz) / Tras la utilización de las siglas CICR y Cruz Roja internacional por parte del Ejército de Colombia para la «Operación jaque», en la que fue liberada la ex congresista Ingrid Betancourt, los equipos de ayuda humanitaria están encontrando crecientes dificultades para desarrollar su trabajo con la población necesitada.

Las imágenes de la libertación de la ex congresista y candidata a presidente Ingrid Betancourt dieron la vuelta al mundo. La sociedad colombiana lo celebró con entusiasmo. El gobierno colombiano se puso un sobresaliente. Sin embargo, la utilización de logos de entidades humanitarias como CICR y Cruz Roja Internacional para el desarrollo de la operación está teniendo nefastas consecuencias sobre la población.

Una de las primeras lecciones que debe recibir un cooperante es que la autoridad y el humanitarismo son una mezcla prohibida. Sería conveniente también que el propio ejército la tomase en cuenta. Médicos sin fronteras ya ha denunciado la notable reducción que ha tenido que sufrir la asistencia sanitaria que ofrece a la población necesitada por motivos de seguridad. Las ONGs han pasado de ser neutrales en el conflicto colombiano a ser motivo de sospecha para paramilitares y guerrilla. La consecuencia principal es que las ONGs se han visto obligadas a reducir su campo de acción al no puder llegar a las zonas donde actuaban.

Sin embargo, lo preocupante del asunto ha sido la respuesta del gobierno colombiano ante la denuncia de las entidades humanitarias, dando a entender que sabían que podía ocurrir. Mientras Betancourt es recibida en Europa con galardones y premios únicamente por haber sido cautiva, la población necesitada de la geografía colombiana sufre la reducción de la ayuda humanitaria. Cabe recordar que Colombia tiene un índice de probreza del 65%: mueren anualmente más de 15.000 niños por desnutrición, enfermedades endémicas como el chagas están en progresivo aumento por la situación de insalubridad y de hacinamiento que ha causado el conflicto armado, y la misma ONU está poniendo el grito en el cielo por la situación deteriorada de los derechos humanos. Con esta realidad en frente, la pregunta que nos hacemos es: ¿ha premiado la libertad de una civil sobre la ayuda exterior que se presta a las necesidades de millones de colombianos?.

Sin embargo, esta sería una cuestión que el ciudadano más ingénuo puede plantearse, y que podría, incluso, hacer que este asunto sea maquillado como un mero error humano.

El caso es que la famosa operación del ejército ha tenido cierta proximidad temporal con el informe que la ONU, por medio del ACNUR, había publicado sobre la situación de los desplazados y los derechos humanos en Colombia. Este informe también es elaborado gracias a consultas y otros informes elaborados por ONGs. Y la coincidencia, cuando se trata de un asunto militar, sí importa. Con este novedoso elemento de juicio para la cuestión planteada, el debate sobre las causas de la operación pueden dar un giro radical y la teoría del error de cálculo sobre las consecuencias humanitarias de la operación pierde peso.

Ahora sírvanse ustedes mismos, que yo todavía me encuentro en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme.

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