Irlanda dice no a la constitución revisada
A falta de confirmación de resultados oficiales, los recuentos realizados en 7 de las 43 circunscripciones irlandesas dan una victoria del no al Tratado de Lisboa, con un 57 % de apoyo. De esta forma, la revisión de la fallida Constitución Europea sigue e
La Voz de Salamanca (José A. Andrés) / A falta de confirmación de resultados oficiales, los recuentos realizados en 7 de las 43 circunscripciones irlandesas dan una victoria del no al Tratado de Lisboa, con un 57 % de apoyo. De esta forma, la revisión de la fallida Constitución Europea sigue el mismo camino que su predecesora.
"Viene de Europa". Ese es el mensaje que los políticos nacionales suelen utilizar ante las protestas de sus ciudadanos. Las discusiones y debates públicos sobre medidas impopulares como el canon digital, la ausencia de tarifas mínimas para algunos servicios, el préstamo de pago por bibliotecas, la inflación de precios con la entrada de la moneda única, las consecuencias nefastas para los servicios públicos de la directiva Bolkestein o, más recientemente, la aprobación de una jornada laboral que puede llegar a las 65 horas semanales, son solamente algunas de las consecuencias negativas que los ciudadanos de los distintos países han percibido como ajenas, perjudiciales y antidemocráticas. No es de extrañar que el euroescepticismo cale cada vez más. Primero fueron los franceses y holandeses los que obligaron a revisar la Constitución Europea. Ahora, los irlandeses, los únicos europeos que podrán expresar su opinión mediante referendum sobre la constitución reciclada, son los que han expresado su negativa a un proceso de unificación europea que cosecha ahora un nuevo y potente revés.
La Europa de la unión económica se percibe como una amenaza y la Europa de la unión política trata de establecer un andamiaje poco transparente y democrático. Y de política exterior común que sirva de contrapeso efectivo al poder de EEUU mejor ni hablar. Así las cosas, el futuro de la Unión Europea vuelve a estar en el aire. Una de las posibilidades es dejar a Irlanda fuera, estableciendo un acuerdo de colaboración bilateral con el pequeño estado isleño. La otra es reconvocar el referendum irlandés, con o sin modificación parcial del texto, hasta que los ciudadanos digan sí. El déficit democrático que acarrea esta constitución maquillada no haría más que ampliarse, ya que los políticos europeístas no prestan la posibilidad de repetir un referendum cuando el resultado es afirmativo. Sentarse y analizar serenamente qué está pasando, evitando así la deriva neoliberal e impopular del proceso, no parece estar en el calendario.