¿Honoris Causa?
José Ramón Alonso, Rector de la Universidad de Salamanca, va a tener que nadar y mojarse la ropa. Un grupo de “impertinentes” estudiantes (Unidad Estudiantil), apoyado por numerosos antisistema –de esos que cuestionan las alargadas sombras del Proceso de
La Voz de Salamanca (Gorka Esparza) / José Ramón Alonso, Rector de la Universidad de Salamanca, va a tener que nadar y mojarse la ropa. Un grupo de “impertinentes” estudiantes (Unidad Estudiantil), apoyado por numerosos antisistema –de esos que cuestionan las alargadas sombras del Proceso de Bolonia- y unos cuantos profesores (pocos y rojos, por supuesto), han presentado una iniciativa para solicitar que a Franco se le retire el Doctorado de Honor, concedido en mayo de 1954 por un Claustro en el que, como es evidente, no había libertad para oponerse a la concesión de tal distinción.
Si por algo se ha caracterizado el mandato del actual Rector es por haber primado la gestión sobre cualquier diatriba ideológica. Disfruta el Rector entre firmas de Convenios Internacionales, discursos solemnes y aperturas de Cursos Extraordinarios (gastos de matrícula y créditos de libre elección incluidos) más que negociando con el Personal Docente o discutiendo ante Claustrales sobre las exigencias mínimas ante la Convergencia Europea. Es un Rector de esos que, aunque la cita sea inoportuna, hace caso y no se mete en política.
Y así, los problemas suele resolverlos según el estado de opinión. Lo hizo en su día con las fiestas universitarias, mirando a otro lado en un principio, dando un puñetazo en la mesa después, y sin haber logrado dar por el momento con su ansiada solución, que por supuesto, será la políticamente correcta. Y algo parecido tendrá que hacer en el próximo Consejo de Gobierno, cuando todas las miradas se centren en él, aunque, no nos equivoquemos, la responsabilidad será de todos y cada uno de los miembros de órgano.
Y es que la política, por muy universitaria que sea, tiene este tipo de controversias: ¿reescribir la Historia o hacer justicia? ¿Soliviantar a los conservadores poderes fácticos de esta ciudad, apoyar las reivindicaciones progresistas o echar balones fuera?
Salamanca tiene la oportunidad de avanzar de la mano de quienes reivindican la Memoria. Es inútil y perverso tratar de reescribir la Historia, pero la Universidad democrática del siglo XXI tiene la oportunidad, los mecanismos jurídicos y la obligación moral –si me apuran- de declarar su desacuerdo con la concesión del Doctorado Honoris Causa al dictador Franco.
Recurrir a tecnicismos jurídicos, a informes de expertos que tardarán en emitirse o a posicionamientos intermedios sería una torpeza y una injusticia. Porque un Claustro que repara el daño moral de represaliados como Unamuno o Casto Prieto no puede mirar a otro lado cuando se le interrogue sobre si Franco merece pasar a la Historia –de nuestra Universidad- con la más alta de las distinciones: la honorífica.
Publicado en El Adelanto el 21 de abril de 2008