Fobia municipal a la bicicleta
Instalar una estación base de telefonía móvil sin licencia, cuando ésta no sea legalizable: 900 euros de multa. Si la estación es legalizable: 600 euros de multa. En realidad no se sanciona casi nunca. Circular con un coche en sentido contrario al estable
La Voz de Salamanca (Ángel Sánchez Corral) / Instalar una estación base de telefonía móvil sin licencia, cuando ésta no sea legalizable: 900 euros de multa. Si la estación es legalizable: 600 euros de multa. En realidad no se sanciona casi nunca. Circular con un coche en sentido contrario al establecido, competir en carreras de coches no autorizadas, conducción habiendo ingerido bebidas alcohólicas o estupefacientes, sobrepasar en un 50% la velocidad máxima autorizada, saltarse un semáforo en rojo, o, en fin, la “conducción manifiestamente temeraria”: hasta 1.500 euros de multa según la Ley Estatal de Tráfico.
Circular por una acera con una bicicleta: 3.000 euros de multa según un proyecto de ordenanza que piensa aprobar el ayuntamiento de Salamanca. Es preciso señalar que no estamos justificando, en ningún modo, aquellas conductas temerarias practicadas por determinados ciclistas de esta ciudad que ponen en peligro sus vidas saltándose semáforos en rojo, a la integridad física, en ningún caso la muerte, de los peatones en determinadas aceras cuando circulan indebidamente a una velocidad superior a la de los viandantes. Como tampoco podemos justificar los miles de automóviles que diariamente en Salamanca rebasan semáforos en rojo -recién cambiado el piloto no importa-, hablan por el móvil al volante, aparcan en doble fila, o compiten en carreras por nuestras avenidas. ¿No han visto nunca esto verdad?. Circunstancias estas últimas que sí ponen en peligro la vida de peatones, ciclistas y otros conductores.
Es evidente que, con ser reprobables, las conductas irregulares de los ciclistas nunca ponen en peligro la vida de los demás como lo hacen a diario los automóviles. Por otro lado circular por la calzada en una ciudad como Salamanca, en la que no existe ni un sólo metro de carril bici útil para la movilidad urbana más allá del paseo relajado a las orillas del río, supone exponer diariamente la vida de quien se atreve a tal osadía. La falta de respeto de los automóviles no guardando distancias de separación lateral en adelantamientos y haciéndolo a más de 50 km por hora permitidos, o escupiendo directamente a los pulmones de los ciclistas nocivos gases contaminantes, supone un peligro real para el más débil.