Doña Esperanza sin esperanza

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Abril 28, 2008

Recuerdo escuchar a Llamazares decir en precampaña que ya para entonces en el seno del PP andaban repartiéndose los despojos de Rajoy. Pero sucedió que, pasado el tiempo, el líder popular acabó perdiendo las elecciones, y no contento con la derrota electo

La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / Recuerdo escuchar a Llamazares decir en precampaña que ya para entonces en el seno del PP andaban repartiéndose los despojos de Rajoy. Pero sucedió que, pasado el tiempo, el líder popular acabó perdiendo las elecciones, y no contento con la derrota electoral, decidió de su propia mano que lo mejor para el partido era que él permaneciese en el cargo de secretario general.

El resto de dirigentes del hoy todavía principal partido de la oposición dieron la callada por respuesta y, entre comentarios, murmullos de pasillo y silencios, no muchos aplaudieron su iniciativa, quizá por la falta de entusiasmo de Rajoy -pese a las apariencias que se quieran dar-. Porque ya se sabe que en el PP se tiene gran respeto por la rigidez de las estructuras internas de mando, y por ello no se han escuchado apenas voces en contra de la polémica decisión del adalid. Y digo apenas, porque ni siquiera se ha escuchado la de Esperanza Aguirre. No, o por lo menos no en mi opinión. La prensa la incita constantemente a que declare que se quiere presentar en junio como alternativa, pero ella es gato listo, y sabe lo que la conviene y lo que no.

Es verdad que se especula mucho con las razones de por qué no estaba en el balcón de la calle Génova el día de la derrota electoral acompañando a Rajoy, y que se especula con que pese al apoyo que dispensa a éste para el congreso de junio ella no cree demasiado en su proyecto, y con que esconde un as bajo la manga. Pero no esconde nada, y no porque no este dispuesta a esconderlo -estoy seguro de que se presentaría a candidata si las circunstancias se dieran en su favor-, sino que no esconde nada por la sencilla razón de que sabe perfectamente que a estas alturas no cuenta con el aval de muchos dirigentes del partido, y si no se diera luz verde -como así será- a esa iniciativa que ella apoya de que sean los militantes del partido quienes elijan al mandatario para 2012, ella, ante un fracaso de antemano, lo mejor que podría hacer -y lo sabe- es esperar a ver qué sucede de aquí a cuatro años y, entonces, dar la estocada que tanto ambiciona -lo quiera reconocer o no-. Pero desde luego, lo que no va a hacer es tirarse desde el precipicio sabiendo que puede morir.

Por tanto y por lo pronto, ella sabe que lo que ahora conviene es hacer que el PP no dé una imagen de crisis interna por luchas de liderazgo y plantear ese “debate ideológico” que ella pide en el partido para delimitar las estrategias y posicionamientos de su partido frente al PSOE.

Se puede, por consiguiente, teorizar sobre los cálculos de acción de la presidenta de la comunidad de Madrid -más aún si advierte que “ninguna adhesión es inquebrantable”, “ninguna determinación inamovible”, y ningún descarte el oportuno si aún no hay cartas sobre la mesa-, pero una cosa está clara: en el PP seguirá mandando, con más o menos adhesiones y/o entusiasmos, Rajoy, porque doña Esperanza no se presentará por la simple razón de que hoy por hoy, para conseguir el cargo que envidia, no tiene la fuerza que precisa para hacer ni siquiera honor a su nombre.

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