Capuletos o Montescos

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Junio 03, 2008

El anuncio de que Rajoy incluirá a Aguirre en su futura dirección “si ella quiere” aporta un grado más de paroxismo al Partido Popular. En una coyuntura que exige firmeza y valentía para una renovación urgente, Rajoy invita a la lideresa a conformar una d

La Voz de Salamanca (Gorka Esparza) / El anuncio de que Rajoy incluirá a Aguirre en su futura dirección “si ella quiere” aporta un grado más de paroxismo al Partido Popular. En una coyuntura que exige firmeza y valentía para una renovación urgente, Rajoy invita a la lideresa a conformar una dirección que, a juzgar por la falta de ideas, a día de hoy no se sabe qué va a dirigir.

Con los últimos envidos de Rajoy, los líos de Génova 13 recuerdan al “Conflicto de Los Hermanos Marx”. En aquel disparatado film, Groucho exigía a Chico que apretase el paso y cuando éste recordaba que no sabían donde ir, el primero contestaba: “en ese caso, corramos a toda velocidad y acabemos con esto cuanto antes”.

Las oportunidades de Rajoy como líder de la derecha española pasan inexorablemente por enfrentarse a una candidatura alternativa. Sólo si ésta se fragua, Rajoy podrá legitimar sus aspiraciones ante una sociedad que le sigue percibiendo como el heredero de un aznarato del que no se huye con movimientos tácticos ni con “abandonos” no explicados.

Si Rajoy confronta su proyecto con el de un(a) contrincante alternativo, podrá afianzar un liderazgo cada vez más en entredicho y tendrá además, la oportunidad de marcar un antes y un después en la historia de un partido acostumbrado a celebrar congresos a la búlgara y en el que la confrontación de listas (Hernández Mancha – Herrero de Miñón) fue tan sólo la excepción que confirma una regla basada en el miedo a la democracia.

Pese a que todo el mundo da por muerto a Rajoy, el dirigente popular aún está a tiempo de lograr algo impensable y soñado por cualquier político: relegar a un segundo plano a sus compañeros de las azores, liberarse de la ultraderecha mediática, ganar un Congreso pese a haber perdido por dos ocasiones las elecciones y hacerse pasar por centrista. Todo ello sin haber aportado ni una sola idea que permita certificar el más mínimo viraje hacia el centro y sin haber dicho “esta boca es mía”.

En pleno vendaval aznarista, Rajoy ha pasado del desprecio de una sociedad que –pese a todo- prefiere el talante, la sonrisa y el optimismo de Zapatero, a concentrar la solidaridad de votantes de diferentes ideologías. Basta una lectura rápida de la última encuesta del CIS para entender que a la sociedad le exasperan tanto los insultos a la izquierda como los proferidos contra el “mariconplejines” y el “gay-ardón”. Rajoy remonta el vuelo, el PP se hunde.

Pero la política no es un juego de mus, ni una disparatada comedia aunque a veces pueda parecer lo contrario. Por eso, para poder aspirar a ser alternativa, el PP debe democratizar su aparato, determinar un ideario en el que difícilmente se puede ser al tiempo de Cánovas y de Sagasta, y reconocer de una vez por todas aunque les cueste aceptarlo, que la sociedad les envió en 2004 a la oposición.

De lo contrario, todo se reducirá a comprobar si el PP pertenece a Capuletos o Montescos.

Publicado en El Adelanto el lunes 2 de Junio de 2008

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