Aquí paz y después gloria



Redacción i-bejar.com
Marzo 10, 2008

Quizá no sea necesario siquiera decir que la legislatura que ahora acaba se ha distinguido por una tensión -crispación, llámese- que al paso de ese prosaico dicho de que “hacen más ruido dos que gritan que cien que callan”, ha visto ahora su zeta. Sí, la

La Voz de Salamanca (Alfonso Manjón) / Quizá no sea necesario siquiera decir que la legislatura que ahora acaba se ha distinguido por una tensión -crispación, llámese- que al paso de ese prosaico dicho de que “hacen más ruido dos que gritan que cien que callan”, ha visto ahora su zeta. Sí, la del triunfo del bipartidismo más allá de los nacionalismos y partidos menores. Porque el enfrentamiento dialéctico entre los dos grandes partidos nacionales ha sembrado los temores evidenciados en las urnas en un país donde más se aplaude en contra de fulanito que a favor de menganito. Seguramente ambos estén satisfechos.

El PSOE daba la imagen de serenidad frente al electorado dejando ver su confianza en la victoria, pero en su fuero interno ha temido a raíz del empate técnico del que tanto se ha hablado un mal resultado. Pues bien, es de suponer que respirarían y dormirían tranquilos los socialistas la noche de este 9 de marzo sabiéndose ganadores. Y pasada la incertidumbre, ha venido la paz interna. Y tras ese descanso, viene gobernar, que al fin es el propósito último de las elecciones y la gloria que éstas comportan. Satisfecho, buena suerte les deseo.

El PP, que tanto habló del insulto socialista y de la división por éstos provocada, puede ver cómo aquello de lo cual ellos acusaron y, ex aequo, pecaron, ha servido para el fin que antes apuntaba - preguntémonos si ha merecido la pena- pero no para cambiar la dinámica de voto del electorado. Y ahora que contemplan la derrota con resignación y con el triunfalismo del número contante y sonante de votos, pueden sentir la paz de mirarse al espejo relativamente satisfechos y con el sabor amargo del revés, pero aún más las tíldes venideras -¡qué otro consuelo les puede quedar!- que prorrogan la aguardada y postergada gloria del poder en un futuro si así lo deciden los españoles.

Y por último, en esa sensación de alivio, teniendo presente la posibilidad de pactar con el partido socialista las líneas rojas de sus programas y atendiendo los retos y proyectos futuros, el sabor agridulce, más o menos acre, del esfuerzo realizado por el resto de partidos, que acredita que ya no hay vuelta atrás, y que el hoy, como el mañana, es siempre un todavía.

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