El anuncio

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Septiembre 24, 2008

ciudadrodrigo.net Vivimos en una pequeña ciudad de Castilla y León, como en un pueblo, vamos, y si se da por sentado que está asegurada la tranquilidad, que poco o nada se mueve porque nunca pasa nada, con todas las ventajas y desventajas que esto puede t

La Voz de Salamanca (José Luis Sánchez-Tosal) / ciudadrodrigo.net

Vivimos en una pequeña ciudad de Castilla y León, como en un pueblo, vamos, y si se da por sentado que está asegurada la tranquilidad, que poco o nada se mueve porque nunca pasa nada, con todas las ventajas y desventajas que esto puede traernos.

Tomo El Adelanto comarcal y después de echarle un vistazo a todo lo sucedido, me entretengo en leer los anuncios donde se solicitan relaciones, esos de “chico busca chica, “chico busca chico” y así. Todo un mundo, que suele dar mucho que pensar, y en el cual partimos de que nace de la situación de personas que viven en las grandes ciudades y tienen dificultades para relacionarse. Pero de pronto me encuentro con uno como más fuerte que reza así: “Casado, 39 años, 1,75, 105 kgs., busca hombre tipo oso, entre 25-50 años, limpio, discreto, para relaciones”. Y quédeme más que perplejo, pues el “paisano” dice ser de Ciudad Rodrigo y como que esto de un plumazo da al traste con esa idea que anunciábamos al principio de que aquí nada se mueve y de nunca pasa nada, pues el caso es que pasa esto y además se anuncia poniéndonos a nivel de las ciudades de donde vienen hasta ahora todos los anuncios de este tipo, aunque el sujeto haya nacido en la más pequeña aldea.

Una vez más la realidad supera toda la ficción que podríamos inventarnos sobre estos asuntos, y una vez más esta nos deja como fuera de juego de donde uno está situado mentalmente con su entorno. Vamos, que en lo que respecta a este tema estamos a nivel de capital, otra cosa serían los niveles de trabajo, espectáculos y demás historias, que seguramente no van parejas a las de las posibilidades de las grandes ciudades.

En fin, ahí está el anuncio, y con él, dejando la perplejidad aparte, nuestra entrada mental en una posición que no nos veíamos, y que queda claro que existe. Pues si la publicidad vende esperanza, ahora sólo falta que todas las cosas que echamos de menos con respecto a las capitales estén parejas al nivel del anuncio, pues parejas son lo que buscan en estos anuncios, pero claro, que esas otras cosas si vienen no tengan el mismo fin.

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