34 años en abril
Grândola, Vila Morena! Liberdade! Liberdade! Liberdade! 25 de abril sempre, fascismo nunca máis! Hoje, povo português fala na Avenida da Liberdade. - Internacional
La Voz de Salamanca (Javier García Pedraz) / Grândola, Vila Morena! Liberdade! Liberdade! Liberdade! 25 de abril sempre, fascismo nunca máis! Hoje, povo português fala na Avenida da Liberdade.
El 25 de abril de 1974, Portugal amaneció con la emisión de"Grândola, Vila Morena" en una de las pricipales emisoras de radio nacionales. No era una canción cualquiera: era la seña del levantamiento, suponía que había llegado el ansiado día de la libertad.
La noche del 24 de abril, los capitanes de abril tomaron aquella emisora del centro de Lisboa para decirle a los portugueses que era su hora.
La sorpresa del levantamiento del ejército contra el Régimen salazarista fue de tal envergadura que muchos demócratas pensaron que pudiera ser una trampa del régimen fascista para capturar a quienes estuviesen dispuestos a una revolución. A la plana mayor del ejército les pilló por sorpresa, y a la mayoría de los soldados rasos también. No había ningún general o miembro de la plana mayor del ejército en la operación. Era una operación de soldados, liderados por el carismático capitán Salgueiro Maia, quienes planearon el asalto al régimen para instaurar, en virtud a su promesa de "servir al pueblo português hasta la muerte", una República Democrática en libertad.
La noche del 24 de abril, soldados rasos se levantaron de la cama a toda urgencia. Salgueiro Maia ordenó que formasen fila, y les dijo: "Prometimos servir al pueblo portugués. Y hoy lo vamos a hacer. Quien quiera venir conmigo que dé un paso al frente". Los soldados entendieron que se trataba de un Golpe de Estado. Se miraron con imprensión y, temerosos, se quedaron inmóviles y callados. Pero pocos minutos tardaron en gritar "liberdade" y dar el paso al frente. La Revolución democrática había comenzado.
No hicieron falta muchas palabras para movilizar a cabos y capitanes. Éstos tomaron la carretera y se dirigieron hacia Lisboa. La inmensa mayoría iban a pie, pues sólo algunos carros de combate y tanques les acompañaban.
Una de las más pintorescas escenas de la Revolución pueden verla en el video adjunto. En él, podemos ver como Salgueiro Maia se topa, en la Rúa do arsenal de Lisboa, con un regimiento mucho mayor de militares afines al régimen.
En ese momento, parecía que la Revolución se desmoronaba. Fue un momento crítico por la gran diferencia existente entre la inmensa cuantía de medios militares que movilizó el régimen dictatorial y los escasísimos efectivos de unas fuerzas libertarias que respetaban los semáforos en rojo en su incursión en la capital.
El descontrol de la revolución era de tal magnitud que los propios soldados abrilistas se perdían por Lisboa, y muchos se vieron obligados a preguntar a los viandantes cómo llegar hasta la Praça do Carmo, lugar donde estaba la residencia del dictador.
Pero, cuando más evidente era que los de Maia no tenían medios militares suficientes y que disponían de poquísimos efectivos para tomar la capital, fue cuando salió el pueblo. A pesar de que las fuerzas lideradas por los Capitanes de Abril pedían a la población que se mantuvieran en sus casas, los portugueses salieron a las calles para sumarse al levantamiento. La gente cantaba, bailaba, gritaba y regalaban flores a los soldados, agenos al peligro que corrían. Miles de lisboetas salieron a acompañar a aquel humilde ejército, que era poco más que una charanga, en la reconquista de su libertad.
El pueblo no tenían fusiles, ni pistolas, ni munición, sino flores, claveles. A la altura de la Praça das flores, la gente comenzó a introducir claveles en los cañones de los tanques, en las pistolas y en los fusiles de los soldados. Y sí, paradójicamente reconquistar la libertad fue tan sencillo como acompañar a La Marcha de las Flores al grito de "Liberdade!".
La Revolución de los claveles supuso el fin de la Guerra de Angola, así como el fin de las colonias africanas, la liberación de los presos políticos, el retorno de exiliados del fascismo, la democratización de Portugal y su modernización. Y mucho más, la Revolución de los claveles ha pasado a la historia universal como un hecho aislado y único en el mundo. Nunca un régimen militar se vio sorprendido por su propio ejército en favor de una democracia disparando claveles.
El 25 de abril de 1974 no sólo nació la libertad en Portugal, sino la esperanza en todo el mundo de una revolución con flores, sin armas; el mundo entero vivió el sueño de una Revolución pacífica hecha por y para un pueblo inquieto, de una libertad labrada con flores. Aquellos capitanes de abril pusieron la valentía, el honor, el sentido del deber y el compromiso social. Mientras, el pueblo portugués cargó sus fusiles con flores. Y, sólo así, llegó la libertad. Y esto sucedió sólo porque un joven capitán, cumpliendo con su obligación de servir al pueblo, hizo lo que tenía que hacer; porque, como hubiera dicho Gandhi, fue el cambio que quiso.
Para lembrar ao Salgueiro Maia e na homenagem ao povo português. Viva o 25 de abril!