Tradición y fiesta se funden en la Boda Típica de Candelario



Redacción i-bejar.com
Agosto 09, 2004

Mario Hinojal Alvarez y Patricia García del Campo contrajeron matrimonio ayer en Candelario. La información bien podría ubicarse en los ecos de sociedad, de no tratarse de una ceremonia en la que sólo se escenifica el matrimonio tradicional de la villa de Candelario, con lo que se cumple una tradición relativamente reciente.


La Boda Típica, organizada por la asociación cultural Cuesta de la Romana, contó en esta edición con 34 participantes ataviados con los trajes típicos, además de las personas que son necesarias para que todo salga a la perfección.


De nuevo, la calle Cuesta de la Romana fue uno de los escenarios primordiales, pero no el único. Los diferentes hogares, todos ellos cargados de tradición arquitectónica y con elementos singulares, fueron los escenarios de la ceremonia y la escenificación casamentera.


La casa del novio, la de los padrinos, la de la novia y la iglesia misma, ubicadas todas ellas en hogares reales de los candelarienses, conformaron el resto del escenario de una ceremonia que cumple con la tradición y que, incluso en la presente edición, ha contado con una despedida de soltero.



FOLCLORE En las vísperas de la boda actuó el folclorista salmantino Gabriel Calvo, que deleitó a todos con sus interpretaciones de los clásicos del folclore salmantino.


Pero, indudablemente es, al igual que en las representaciones del Belén Viviente y el Vía Crucis en Semana Santa, la Cuesta de la Romana, el escenario natural por excelencia en el que se desarrolla la actividad principal, donde se extiende la sombra de la iglesia parroquial, en cuyo pórtico tiene lugar la ceremonia marital.


Mario Hinojal, el novio contrayente, está casado en realidad y su mujer agradece que la ceremonia no sea más que un mero paripé y lo mismo ha pasado en anteriores ediciones. Don Pedro, el sacerdote retirado que oficia la ceremonia de las nupcias, ya tiene buen cuidado de advertir de la teatralidad del acto y saltarse la parte en la que, como ministro de la iglesia, podría casar a los actores.


La primera representación surgió en 1989, fruto de la colaboración de un grupo de vecinos dirigidos por las hermanas Vallejera, auténticas mecenas de la tradición de la villa y que son recordadas en el transcurso de las representaciones herederas de su esfuerzo conservador.


La tradición data desde el origen de los casamientos mismos y de las particularidades que el entorno, las tradiciones y las gentes de Candelario imprimían a tan singular celebración, pero quizás sea el siglo XIX la referencia sobre la que ahora se escenifica la boda, que se celebraba cada segundo domingo de este mes


Reza la tradición, que la celebración ha de comenzar con la pedida de la novia, en la que los familiares del novio y éste acudirán a casa de la novia. La entrega de la cesta es como se conoce popularmente al intercambio de regalos entre los familiares de los contrayentes.


De la casa del novio salió la comitiva hasta el hogar de los padrinos. Desde allí, los familiares vuelven a por el contrayente. Después, todo el cortejo se marcha a casa de la novia y, a su puerta, se cantaba para que ésta saliera y así lo hace.


Los bailes folclóricos, complemento de la jornada festiva


Acabada la comida, había un baile de tamboril que bien podía ser en el Casino y en Las Eras. Los bailes eran en grupo y en pareja y se comenzaba bailando "las prendas", una por cada objeto del ajuar de los novios. Los mozos sacaban a bailar a la novia y el novio a las mozas. Todos ellos pagaban dinero por cada baile y para refrescarse bebían "ponchela", que consiste en vino mezclado con agua, azúcar y limones. Tras el baile, se merendaba con chorizo.


Foto: Santiago Nieto