Cita con las tradiciones. Matanza de Sotoserrano

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Febrero 06, 2007

Sotoserrano, en las estribaciones de la salmantina la Sierra de Francia, y llamando a la puerta de Extremadura hasta en el acento de sus gentes, se vistió un año mas de tradición. Recordó a sus ancestros y las tradiciones que un día sólo fueron costumbres vitales.

Las calquesas y los banastos, ubicados temprano en la plaza empedrada, anunciaban que la jornada iba a ser de matanza. Estos son dos de elementos tradicionales, históricamente utilizados por los vecinos del municipio.  Cada pueblo tiene sus costumbres y la matanza (término que hoy bien pudiera censurarse) es diferente en cada uno de los lugares en los que se celebra, por mucho que se pueda pensar que sacrificar a un puerco sea "igual en todos los sitios". Cada uno tiene sus singularidades, aunque el último fin siempre fuera el de suministrar provisiones a las familias para una buena parte del año.

En los últimos tiempos, en muchos pueblos salmantinos, esta remembranza se ha convertido en fiesta y la de Sotoserrano fue de las más multitudinarias. Allí no se emplean helechos o heno para chorrascar, se usa la calquesa, un arbusto parecido a la jara que arde como si de teas se tratase. Y el sacrificio y despiece del cerdo se realiza sobre banastos, que eran uno de los elementos más usados para acarrear aceitunas o cerezas en el pasado.

ORGANIZACIÓN

El ayuntamiento fue, junto a las empresas chacineras de la localidad, el organizador de esta cita que arrastró a un gran número de visitantes, los cuales ocuparon la totalidad de las casas de turismo rural y los hospedajes de la zona. Los vecinos, con el recuerdo de la matanza fresco en su memoria, presenciaron el sacrificio con menor avidez que la que despertó entre los visitantes, quienes, cámara en ristre, se agolpaban al lado de los matarifes. El cerdo, cedido para la ocasión por las chacineras mencionadas, pesó algo más de 19 arrobas. Todo el mundo pudo disfrutar de la degustación de productos típicos de la zona y el ayuntamiento no reparó en gastos a la hora de agasajar a los visitantes con aguardiente y vino de la zona para regar los dulces que se repartieron a primera hora, antes del sacrificio.

Por evidentes cuestiones sanitarias, la carne del cerdo sacrificado no se puede degustar el mismo día. Pero el consistorio y las empresas locales de embutidos y jamones dispusieron de varios cientos de kilos de carne de cerdo y otros alimentos de la matanza, para agasajar a los visitantes y vecinos del municipio en la multitudinaria comida que se celebró en la plaza.

SACRIFICIO

Los pequeños observan perplejos la ausencia de vida en el animal sacrificado, conjurado, para calmar el hambre en el pasado. Muerto para recordar el tiempo en que nuestros padres comulgaban con la tierra. Algunos incluso se atreven a acercarse y palpar la carne quemada para comprobarlo. Madrugar nos costó a los urbanitas, pero había que hacerlo, nos esperaba un ritual, una cita con la tierra, con las tradiciones, la muerte, la vida y el alimento. Sotoserrano tenía matanza tradicional y yo un compromiso ineludible y placentero con mi Sierra de Francia.