El Cabaco: El músico Ismael Alvarez ya cuenta con su propio museo
El secreto mejor guardado del arte de Ismael Alvarez, tamborilero, maestro de tamborileros y artesano de las gaitas desde su tierna infancia, quizás sea La electrónica , una gaita con sonido único que construyó siendo atn un niño. El artista serrano, de 81 años de edad, cuenta la historia de un pequeño encuentro de tamborileros tocando, hace 50 años, en la plaza de Miranda del Castañar, donde uno de sus rivales, que tocó con la gaita hecha por el artesano, se despachó diciendo que tocar con aquella gaita era como hacerlo con una "electrónica", de ahí el apelativo que llegó a ser incluso el título de una de las cintas del tamborilero y el nombre que Gil Cacho puso a una copla que hoy es interpretada por los tamborileros salmantinos.
ARTISTAS Muchos de estos artistas, cerca de una treintena, se dieron cita en la inauguración del museo Ismael Alvarez, en la localidad de El Cabaco, una de cuyas piezas más valiosas es una réplica de la legendaria electrónica . El museo se ha ubicado en el patio interior del centro de interpretación de la minería romana de Las Cávenes.
Los vecinos y el ayuntamiento le rindieron un homenaje en la inauguración del pequeño centro, que albergará algunas reliquias de la trayectoria artística del tamborilero serrano. En el homenaje estuvieron presentes numerosos amigos, conocidos y familiares, además de los cerca de treinta tamborileros que han pasado por su escuela.
Cesáreo Sendín, alcalde de El Cabaco, fue el encargado de inaugurar el centro, que antes estuvo en la localidad de Cilleros. Sendín recordó la amistad que une al pueblo con el tamborilero, como el principal motivo de tener allí el museo.
Alfredo Martín, diputado y alcalde de Garcibuey, disculpó a la presidenta de la diputación, Isabel Jiménez, por su ausencia. Martín manifestó su intención de intervenir ante La Salina para tratar de potenciar los recursos culturales y folclóricos.
El tamborilero y artesano comenzó con una lata de sardinas a los 7 años
Alvarez empezó a tocar con una gaita primaria y una antigua lata de sardinas a los 7 años, cuando madrugada para regar las tierras de la familia; entonces sabían cuándo el hijo del también tamborilero, Agustín Alvarez, se levantaba para regar. Durante años tuvo que tocar a escondidas de sus padres, que no veían en el oficio de artista demasiado futuro. En las dos últimas décadas de su trayectoria, dejando de lado el oficio de transportista del que vivía, se dedicó en exclusiva a la fabricación de gaitas y a la enseñanza.
En al actualidad imparte clases en La Salle, en la capital salmantina, y llegó a ser conocido como el tamborilero caro, porque cuando otros colegas de profesión cobraban 12 euros (2.000 pesetas) por boda, él ya no lo hacía por menos de 72 euros (12.000 pesetas), pero "me seguían llamando, por algo sería", asevera orgulloso.
Foto: Santiago Nieto