El Ayuntamiento rinde su tradicional homenaje anual a Mateo Hernández

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Noviembre 26, 2014

La tumba del escultor bejarano, en San Miguel, fue el escenario de la tradicional ofrende floral

El día 25 de noviembre el alcalde de Béjar, Alejo Riñones Rico, junto con las concejalas de Educación y Museos, Mª. Inmaculada Martín Rico y Cultura, Purificación Pozo, realizaban la tradicional ofrenda floral en la tumba del escultor bejarano Mateo Hernández con motivo del 65 aniversario de su muerte.

Alejo Riñones, tras depositar el ramo de flores en su tumba, procedió a la lectura de una carta que el escultor de Escurial de la Sierra, Severiano Grande, escribió para Mateo Hernández, y que dice así:

“Hoy te recuerdo más que nunca amigo Mateo.

¿Cuánto dolor y cuántas alegrías debiste pasar en tu taller de Meudon!, dolor por haber tenido que salir de tu patria, abandonado, sin ayuda, marginado por unos gobernantes que lo mismo que ahora, sólo piensan en medrar, pero pocas veces en las inquietudes de los artistas y en la obligación de prestarle ayuda moral y económica.

Alegrías, porque tú y yo sabemos, amigo Mateo, lo que se siente ante un bloque de piedra acabada de tallar, entonces una alegría inmensa nos invade hasta hacernos llorar.

Llorar ante una escultura acabada es privilegio solo de unos pocos. Tú lo sabes muy bien Mateo, nosotros sabemos la ansiedad que se siente al terminar una obra, lo que cada bloque esconde y que sólo nosotros a fuerza de golpes, con rabia a veces, pero siempre con el respeto que la materia nos exige para no herir ni la forma ni el personaje que intentamos realizar. Nos duele más el punterazo que hemos dado al bloque, demasiado profundo, que el golpe que sufrimos cuando el rebelde mazo se desvía y daña nuestra mano haciéndonos sangrar. Nunca necesitamos ni alcohol, no esparadrapo, cubrimos las heridas con polvo de la misma materia que tallamos, así paramos la sangre que brota y seguimos trabajando como si nada hubiera ocurrido.

Ahora con más mimo si cabe. Cuantos ratos pasaste sentado en un cajón en torno a tu escultura, cabilas, enmudeces, asimilas todo lo bueno que en el arte ha habido; los egipcios, los griegos, los romanos, todos están metido en tu entraña, porque tú y yo sabemos penetrar en el alma de los bloque y dialogar con ellos.

Como todos los días quiere seguir labrando. No es posible, tus fuerzas están ya de sobra aprovechadas.

Siéntate, descansa amigo mío, duerme tranquilo ya, porque tu huella jamás se borrará de este planeta”.