La Tercera, sin Rosario
Rosario Sánchez Mora, La Dinamitera, fue enterrada ayer a sus 88 años de edad en Madrid, en la capital de la Resistencia, para sumarse a la leyenda de heroínas republicanas. Miguel Hernández la inmortalizó en 1937 con su poema "Rosario, dinamitera". El po
La Voz de Salamanca (Javier García Pedraz) / Rosario Sánchez Mora, La Dinamitera, fue enterrada ayer a sus 88 años de edad en Madrid, en la capital de la Resistencia, para sumarse a la leyenda de heroínas republicanas.
Miguel Hernández la inmortalizó en 1937 con su poema "Rosario, dinamitera". El poeta de Orihuela se fija en Rosario para reflejar la valentía de aquellas jóvenes mujeres que, tan olvidadas, defendieron a ultranza la libertad, la igualdad y los valores democráticos de la Segunda República.
La voz de Salamanca quiere despedirse de la leyenda con los mismos versos que la vieron nacer.
Rosario, dinamitera
Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.
Miguel Hernández
Sólo nos gustaría añadir un "gracias".