La USAL homenajea a Pedro Dorado Montero

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Febrero 26, 2019

Jesús Sánchez, alcalde de Navacarros, recibió a la comitiva universitaria para descubrir poco después una placa en el domicilio donde se crio Dorado Montero. Los actos de recuerdo finalizaron en la Escuela de Ingeniería Industrial de Béjar, municipio donde inició sus estudios. 

El rector de la Universidad de Salamanca y el alcalde de Salamanca colocan una ofrenda floral en la sepultura de Pedro Dorado Montero (Foto: Usal.es)

La Universidad de Salamanca ha homenajeado este martes a Pedro Dorado Montero, quien fuera catedrático de Derecho Penal en sus aulas y uno de los principales renovadores de las doctrinas penalistas durante el siglo XIX.

Coincidiendo con el centenario de su fallecimiento, su alma mater -donde se formó y terminó ejerciendo como profesor desde 1887 y como catedrático de Derecho Penal desde 1897- le ha brindado un homenaje institucional iniciado con una ofrenda floral en el cementerio de Salamanca, donde reposa desde 1919. Posteriormente se celebró un acto académico en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca al que asistieron el rector Ricardo Rivero; el catedrático y exrector, Ignacio Berdugo; el decano de la Facultad de Derecho, Fernando Carbajo; los catedráticos de la Universidad de Salamanca y la UNAM, José María Hernández y Carlos Daza Gómez; el profesor de la Facultad de Geografía e Historia, Juan Andrés Blanco, y la investigadora Laura Pascual.

El recuerdo a la figura de Dorado Montero continuó durante la jornada vespertina en Navacarros, la localidad natal de este jurista renovador que no dudo en defender sus doctrinas hasta las últimas consecuencias. El alcalde del municipio de la comarca bejarana, Jesús Sánchez, recibió a la comitiva universitaria para descubrir poco después una placa en el domicilio donde se crio Dorado Montero, situado en la calle que hoy por hoy lleva su nombre para testimoniar el orgullo de sus paisanos.

El recuerdo a Pedro Dorado en el centenario de su muerte finalizó en la Escuela de Ingeniería Industrial de Béjar, el municipio en el que inició sus estudios. Arropada por el rector Rivero; el alcalde de Béjar, Alejo Riñones; el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Béjar, Javier Ramón Sánchez; el exrector Berdugo; la directora del Centro de Estudios Bejaranos, Josefa Montero, y los directores de su tesis, los profesores Nieves Sanz y Roberto Albares, la experta en la figura de Dorado Montero, Laura Matellán, ofreció una charla sobre este intelectual que compartió Claustro con Miguel de Unamuno y cuyo legado tutela hoy en día la Universidad de Salamanca que, además, le dedica una de las aulas del edificio de las Escuelas Mayores.

Pedro Dorado Montero

Pedro Dorado Montero (Navacarros, 19 de mayo de 1861-Salamanca, 25 de febrero de 1919) nació en el seno de una humilde familia campesina. Inició sus estudios en Béjar, donde tomó contacto por primera vez con el pensamiento krausista que tanto influyó sobre su obra.

Gracias a una beca del Colegio Mayor de San Bartolomé, quien luego fuera ilustre penalista cursó en la Universidad de Salamanca las licenciaturas de Derecho y Filosofía y Letras. Una vez concluidas, en 1883, culminó sus estudios de doctorado en Madrid y, más tarde, en el Colegio de San Clemente de Bolonia. En la capital de España entró en relación con Francisco Giner de los Ríos y su ‘Institución Libre de Enseñanza’ mientras que en Italia se acercó a los criterios doctrinales de la Scuola Positiva de Lombrosso, Ferri o Garofalo. De esa doble y dispar influencia nace la denominada ‘penalogía doradiana’.

De vuelta a Salamanca se reintegra a la Universidad. En 1887 tomó posesión de una plaza de profesor auxiliar en la Facultad de Derecho, si bien no alcanzó la cátedra hasta 1892. Resulta incuestionable que la presencia de Dorado Montero en este puesto no sólo impulsó una nueva orientación a la disciplina, sino que otorgó a la enseñanza un rigor teórico casi obsesivo, al que supo añadir una dimensión prácticamente desconocida por aquel entonces.

Su permanente inquietud intelectual le llevó a enfrentarse en más de una ocasión al integrismo más tradicional. De entre estas disputas ideológicas la más conocida fue, sin duda, la que sostuvo en 1897 con el Padre Cámara, obispo de Salamanca, desencadenada como consecuencia de una denuncia de un grupo de alumnos que le acusaban de seguir doctrinas deterministas y materialistas “que no sólo son groseros errores filosóficos, sino herejías opuestas a los dogmas de nuestra Sacrosanta Religión Cristiana". Tras varios meses de polémica, el rector de la Universidad, Mamés Esperabé, respaldó a Dorado Montero acogiéndose a una Circular del Ministerio de Fomento sobre "amparo a los catedráticos en el ejercicio de su profesión".

Compañero de Claustro de Miguel de Unamuno, desarrolló una intensa teoría doctrinal de entre la que cabría destacar la publicación de obras como Problemas jurídicos contemporáneos, Del Derecho Penal represivo al preventivo o Bases para un nuevo Derecho Penal.

De salud frágil, su carácter se vio marcado por el accidente que de niño le lastimó gravemente una mano y una pierna acarreándole multitud de problemas físicos. Pedro Dorado Montero poseyó casa propia en la zona de rector Esperabe, un alejamiento del centro de la ciudad que da testimonio de su introspección. Sus hijas María Luisa y Elvira donaron a la Universidad la biblioteca y el archivo epistolar del célebre penalista. Actualmente el Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca acoge un aula dedicada a su ilustre memoria.