Pasear por la No huerta de El Bosque de Béjar

a vergonzosa intervención perpetrada por la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Béjar en la Huerta de Abajo de El Bosque ha dejado aquel espacio histórico convertido en un erial de hierba atestado de chatarra,absurdos pavimentos y otras alteraciones, una ocasión perdida para recuperar la mayor terraza del conjunto renacentista.

Plataforma en Defensa de El Bosque de Béjar

Septiembre 06, 2022 - 12:04

Lo advertimos en abril de 2021 tras examinar el deleznable proyecto del arquitecto Sierra Morillo; lo denunciamos públicamente y por escrito, en tiempo y forma, ante la Dirección General de Patrimonio, el Órgano Competente de la Junta de Castilla y León encargado –supuestamente– de velar por la correcta restauración de nuestros bienes culturales; lo comunicamos a organismos como ICOMOS, que emitió un informe claramente desfavorable sobre el proyecto y su ejecución; lo pusimos en conocimiento de expertos nacionales e internacionales y promovimos su implicación para detener este atentado; hicimos pedagogía mostrando al público y al Órgano Competente mejores opciones para recuperar una huerta histórica; elaboramos y difundimos una propuesta alternativa para evitar el desastre. Todo fue en vano. Quienes ostentan la responsabilidad de preservar nuestro Patrimonio decidieron seguir adelante con el ciego rodillo de sus manejos, su incapacidad para escuchar y su nulo conocimiento sobre cómo se debe intervenir en un Jardín Histórico. El resultado está –o debería estar– a la vista de todos: un espacio valioso que forma parte del sistema aterrazado axial de la villa de recreo renacentista, antaño repartido en cuadros de fresa, frambuesa y «uvas de Flandes», poblado en su día de membrilleros, guindos, cerezos, manzanos, camuesos y perales de Don Guindo, se convertía en erial asolanado y almacén de chatarra industrial en forma de puertas y canales de acero Corten, pavimentos propios de piscina rural y otras alteraciones contrarias a la adecuada recuperación de un Bien de Interés Cultural tan excepcional como El Bosque, y todo en nombre del criterio falsario contra el presunto «falso histórico», la trasnochada religión de nuestros responsables de velar por el Patrimonio de esta tierra, a quienes aconsejamos que lean lo que opinan juristas y expertos sobre un concepto absolutamente demodé que, en todo caso, es inaplicable a los jardines históricos.

Pero repetir tamañas verdades no es el único objetivo de esta foto denuncia, sino, a la vez, tratar de sacar algún partido de la infamia cometida. El primer provecho debería ser aprender de los errores y hacer propósito de la enmienda, pero después de sucesivos atentados jardineros desde 2008 (insulsos arriates en torno al estanque, paupérrima terraza de los Bojes, lamentable jardincillo al norte del palacete, huerta achatarrada), no parece que estos adalides contra el «falso histórico» estén dispuestos a abjurar de su incompetencia y acepten abandonar la secta.

Un segundo provecho podría ser factible de forma inmediata, ahora que se ha saneado el encharcamiento del terreno: publicitar la apertura de la terraza recién desbaratada para que, al menos, pueda ser paseada por bejaranos y foráneos, explicada por guías y por expertos para conocer su origen y sus características (justo lo que Sierra Morillo despreció en su proyecto) y promover un estado de conocimiento y sensibilidad que permita presionar a las autoridades hasta revertir el estado actual y recuperar sus perdidas galas, las de un huerto de primor hispánico, exactamente como llevan décadas haciendo nuestros vecinos franceses con su propia tradición hortofrutícola, integrada en sus jardines históricos: comparen lo que entienden por una huerta o potager más allá de los Pirineos (fotos 2, 3 y 4) y lo que alcanzan a barruntar profesionales como Sierra Morillo o los técnicos y responsables en materia de Patrimonio de Castilla y León (fotos 1, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 14).

Dejamos para otro momento la reflexión siguiente: en la situación actual de sequía y cambio climático, ¿es razonable gastar miles de litros de agua al día para regar 5000 m2 de hierba que nunca debió sembrarse? No se trata de negarle a El Bosque el agua que en derecho le corresponde y necesita, el elemento vital que constituye su esencia desde el Renacimiento, sino de administrar sabiamente ese agua para que rinda beneficio estético en forma de setos y flores, arboledas, frutales y plantaciones históricamente documentadas, y no en ese césped ubicuo e impropio en el que tanta agua se derrocha. 

En todo caso, la Plataforma para la Defensa de El Bosque de Béjar no cejará en su empeño hasta que la terraza se vea libre de chatarra y pavimentos (¡seguro que hay sitio en el Garaje Beni!), se reponga en ella la rejería suprimida (vayan buscándola) y se recupere la huerta o potager que tuvo desde su origen en el siglo XVI (saquen del cajón nuestra propuesta). Seguiremos informando, proponiendo y denunciando.