El Papa nombra Venerable a la bejarana Aurora Calvo

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Abril 10, 2022

Se trata de un paso más hacia la beatificación después de que la Diócesis de Plasencia reactivara la causa hace unos años.

Aurora Calvo

La oficina de prensa del Vaticano hacía público el pasado viernes que el Papa Francisco nombraba Venerable a la bejarana Aurora Calvo Hernández-Agero, en lo que supone un paso más hacia su beatificación, después de que la Diócesis de Plasencia reactivara la causa hace unos años. Este nombramiento acerca cada día más a los altares a Calvo.

Fue en Puerto Rico donde arrancó su proceso de beatificación en 1985, causa que retomaba en los albores de 2016 el Obispado de Plasencia tras una reunión del entonces obispo, don Amadeo Rodríguez, con el Papa Francisco. De hecho, fue el propio Pontífice el que recomendó la acción que ayer desembocaba en el nombramiento de Venerable.

De esta forma, el trabajo tanto del Obispado de Plasencia, como de la comisión pro beatificación de Aurora Calvo, recibe los frutos esperados. En Béjar no sólo existe un museo en su honor, sino que son numerosos los actos en homenaje que se realizan cada año en torno a ella.

También era nombrado Venerable Martín Fulgencio Elorza, primer obispo de la prelatura de Moyabamba, en Perú. El anuncio de ambos nombramientos se realizó tras el encuentro de Papa Francisco con el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Además, Francisco reconoció el martirio de dos sacerdotes italianos, asesinados por odio a la fe en 1943 tratando de proteger a civiles del asedio de los nazis. El padre Giuseppe Bernardi, apresado, asesinado y quemado, y su compañero Mario Ghibaudo, asesinado también cuando trataba de poner a salvo a ancianos mujeres y niños.

¿Quién fue Autora Calvo?

Hija de una familia dedicada a la industria textil, Aurora Calvo Hernández-Agero nacía en Béjar el 9 de diciembre de 1901. Desde muy pequeña mostró su inclinación hacia la fe y la piedad, demostrando enormes virtudes de humildad, amor a los necesitados y entrega a Dios. Tuvo que sacrificar su vocación (quiso ingresar en una orden religiosa) para dedicarse al cuidado de su madre. Prueba de su amor a Cristo y de su devoción absoluta son las numerosas cartas espirituales que envía a distintas personas y en las que muestra su cariño por los más necesitados. Eso le lleva a ir aumentando en su entrega y en el ejercicio heroico de sus virtudes, que va creciendo exponencialmente con el paso de su vida. En sus últimos años tiene muchos sufrimientos físicos y morales, aunque los recibe como un regalo de Dios, al que se había ofrecido. Profunda admiradora del Sacerdocio, fallece en Béjar debido a una bronconeumonía el 22 de noviembre de 1933, antes de cumplir los 32 años.