El Bosque de Béjar y su jardín romántico amenazado VI
Una fuente renacentista, otra ausente y un pastiche fontanero
José Muñoz Domínguez
La terraza del jardín romántico conserva vestigios de su etapa renacentista que deben ser recuperados. En la tercera entrega de este artículo, en relación con la fuente oval, hicimos inventario de esos restos y de su lugar en la composición: los muros perimetrales que definen el espacio, la rampa lateral y los tramos de escaleras que sirven de comunicación con las terrazas inmediatas, los dispositivos del sistema hidráulico, la fuente oval, la fuente circular, el frente arquitectónico de la Fuente del Escudo y el mascarón de la ría (fig. 1). No nos extenderemos aquí sobre la primera de estas fuentes, ya analizada, ni sobre las estructuras murarias, de riego y de comunicación, sino sobre los otros elementos de fontanería conservados para mostrar el probable aspecto y ubicación originales de piezas tanto presentes como ausentes: una fuente renacentista que cabe multiplicar por cuatro, otra localizada fuera de El Bosque y un pastiche fontanero, entre otros restos.
Una fuente renacentista: la de traza circular
Hemos tratado de esta fuente cuando nos ocupamos de los zampilli añadidos a finales del siglo XIX (vid. entrega anterior), pero ahora nos interesa estudiarla como parte del jardín de cuadros renacentista, cuyo cuadrante sureste presidía. Ya vimos que esta pieza se integra de forma muy coherente en la composición original, situada a la misma distancia del centro de la terraza que la fuente oval y la base del tramo oriental de escaleras, condición que se repetiría en los demás cuadrantes con otros tantos ejemplares, ya desaparecidos (fig. 2).
Esta única fuente conservada consta de una pila circular de granito y una taza de mármol cuyo primer soporte fue sustituido por otro de piedra artificial en fecha desconocida, pero dentro del lapso 1973-1993 (todavía se observa en el reportaje del NO-DO de la primera fecha y ya había desaparecido antes de la segunda). Sería necesario un análisis petrográfico del granito de la pila para confirmar si su origen es local o procede de fuera de la zona de Béjar (es decir, si coincide o no con el de las canteras históricas de Santibáñez de Béjar, Sorihuela y Valdesangil que se citan en la documentación de archivo sobre El Bosque), pues cabe la posibilidad de que la pieza se trajera ya labrada de otra parte, como por otro lado es evidente en el caso de la taza superior y del soporte original, ambos de mármol (1). También refuerza la idea de un origen importado la molduración de cada parte, de procedencia o inspiración itálica. Compárese la sección de la Fuente de los Ocho Caños de El Bosque –instalada en 1577, aunque probablemente labrada varios años antes por el maestro Pedro de Marquina– con las secciones habituales en fuentes renacentistas de Italia (figs. 3 y 4) para situar la taza marmórea en esta órbita estilística, máxime considerando la fina labor de trépano que se observa en el ornamento floral que sirve como caño o desagüe (fig. 5), un tratamiento infrecuente en España. Del mismo modo se puede relacionar la moldura de la pila inferior con un modelo napolitano muy concreto gracias a la prominente faja de perfil infra-semicircular (no llega a constituir un bocel de desarrollo semitórico) que también se advierte en la fuente de la villa de García de Toledo en Pozzuoli, Nápoles, bien conocida gracias al croquis realizado por el arquitecto y fraile servita Giovanni Vincenzo Casale (fig. 6) e incluido en su tacuino o álbum de dibujos que se conserva en la Biblioteca Nacional de España (2). Recordemos el parentesco de los Zúñiga, duques de Béjar, con Leonor, García y Luis de Toledo, hijos del virrey de Nápoles, Pedro de Toledo y Zúñiga, y los probables intercambios artísticos entre ambas ramas familiares: ¿podría haberse inspirado la fuente de El Bosque en la de don García de Toledo? (3)
El mismo origen o inspiración se observa en el soporte de la taza, por suerte conservado entre las piezas sueltas recogidas en el palacete (fig. 7). Se trata de una pieza de mármol que estuvo tirada por el suelo en la parte baja de la rampa, contigua al ángulo noroeste de la terraza del jardín, donde quedó abandonada cuando se la sustituyó por el feo e inadecuado soporte actual. La pertenencia de ambas piezas de mármol al mismo conjunto de la fuente, al menos durante el siglo XX, queda demostrada en varias fotografías de 1958 a 1969 en las que el soporte aparece invariablemente invertido (figs. 8, 9 y 10). La evidente disparidad entre mármol y granito podría tener varias explicaciones, desde un encargo en el que no se entregaron todas las piezas y algunas tuvieron que labrarse in situ (en este caso las de la pila, realizada a partir del dibujo de Casale o documento análogo) hasta la posibilidad de un pastiche de fecha desconocida, improvisado con piezas de distinta procedencia, que, en todo caso, no explica la coherencia formal entre las partes ni su semejanza con el modelo de Pozzuoli. En la figura 11 mostramos nuestra recreación fotográfica sobre la posible configuración original de la fuente, sin considerar su verdadero remate para el surtidor, sustituido por el actual de fundición a finales del siglo XIX y pintado de verde y de un estridente amarillo en las décadas finales del siglo XX.
La forma y dimensiones de esta fuente se repetirían en las que suponemos presidían los otros tres cuadrantes de la terraza, todas ellas semejantes a una fuente central de mayores dimensiones y con otro diseño para su copa, hoy ausente de El Bosque, a la que dedicamos el siguiente epígrafe.
Una pieza ausente, hallada en la Plaza Mayor
Se trata de una obra de fontanería con idéntica molduración a la de El Bosque y se conserva en el patio de una vivienda dieciochesca de Béjar, sita en su Plaza Mayor, que perteneció en su día a Manuela Rodríguez-Arias Yagüe, hija y heredera de Cipriano Rodríguez-Arias Corón, sucesivos propietarios de El Bosque. (4)
La fuente presenta mayor diámetro y una copa diferente, gallonada, que se alza sobre un soporte bulboso más esbelto (figs. 12 y 13). En este caso hay plena coincidencia material, pues todas las piezas fueron labradas en el mismo tipo de granito. Por su tamaño y singularidad, podría haber ocupado el centro del jardín de cuadros de El Bosque, el punto donde Ventura Lirios pintó una pieza acuática coincidente con la parte más ancha de la ría, de donde habría sido desplazada por las obras de remodelación acometidas entre 1869 y 1874 por Cipriano Rodríguez-Arias. En ese mismo período o pocos años después, por voluntad de Manuela Rodríguez-Arias, la fuente se volvería a montar en el exiguo patio de su vivienda de la Plaza Mayor, donde todavía permanece.
Además de esta fuente doméstica, tenemos noticia de otra más en la que se repetía el soporte de la copa, localizada en la cercana Plazuela de la Piedad y reconocible en una tarjeta postal editada por M. Gómez ca. 1905-1913, como otras fotografías de la misma serie que ya hemos mostrado en este trabajo (fig. 14). Se trataba de una fuente pública desaparecida en la década de 1950 que parece una amalgama de piezas de diversa procedencia, con su pila cilíndrica sin molduras y la copa cerrada a modo de depósito. El soporte, desde luego, es idéntico en su molduración y aparentemente en sus dimensiones al de la vivienda de la Plaza Mayor, por lo que hubo de pertenecer a una fuente semejante y del mismo origen. Esta segunda pieza plantea dos posibilidades en relación con El Bosque: o bien se labraron cinco fuentes con el mismo soporte, correspondientes a cuatro pilas menores para cada cuadrante y otra mayor central, o sólo se labraron los dos soportes conocidos, uno para la fuente situada en el crucero de calles y otro para la fuente oval, ambas jerárquicamente alineadas en el eje principal de la terraza.
En los planos de las figuras 15, 16 y 17 se pueden comparar los dos modelos de fuente, trazados a la misma escala; ese cotejo formal debería completarse con otro material, petrográfico, para determinar si ambas obras se labraron en el mismo tipo de granito, lo que permitiría confirmar un origen común y, por tanto, su pertenencia a la composición original de El Bosque. Todavía se puede añadir aquí una pieza conservada en El Bosque (planta baja del palacete) cuya forma prismática de base octogonal coincide con la del pedestal de la fuente de la Plaza Mayor, aunque sería necesario verificar si ocurre lo mismo con sus dimensiones y con la composición del granito.
Hace más de tres lustros que mostramos el interés de recuperar esta fuente para El Bosque. En 2006, durante una entrevista del Grupo Cultural San Gil con el entonces director general de patrimonio cultural de Castilla y León –el infausto Enrique Saiz Martín–, informamos de la existencia de la fuente para que la Administración la adquiriera, mediante compra o intercambio. El alto representante no hizo el menor esfuerzo para recuperar la pieza, la misma actitud de desidia que tuvo durante su largo mandato –entre 2006 y 2019– en relación con otros asuntos acuciantes sobre el BIC que siguen pendientes de solución. Dieciséis años más tarde, en reunión del 7 de enero de 2022 mantenida con el actual alcalde de Béjar, miembros del Grupo Cultural San Gil y de la PDBB reiteraron la información sobre esta fuente, puesta a la venta junto con el edificio en el que se incluye. Transcurridos casi tres meses desde la última reunión, seguimos sin tener noticias sobre posibles gestiones públicas para recuperar esta parte del patrimonio de El Bosque, así que es posible que haya sido adquirida por particulares y ni siquiera se encuentre ya en la vivienda: ¿otra oportunidad perdida?
Un pastiche fontanero: la Fuente del Escudo
En el flanco sur de la terraza, perfectamente centrada, se conserva la Fuente del Escudo, erróneamente interpretada como elemento original del jardín renacentista (fig. 18). En realidad se trata de un pastiche muy evidente en el que se amalgaman partes de distintas épocas que abarcan desde la primera década del siglo XVI hasta el último cuarto del XIX.
La fuente actual se compone de elementos verdaderamente dispares, sólo unificados por la pátina del tiempo: un frente arquitectónico con trazado escarzano y orlado por un bocel; un escudo en su centro con las armas de los Zúñiga, timbrado por corona ducal, en el que se incrustó un caño metálico para servir de fuente; una pila de traza redonda y ornamentación vegetal situada debajo; un soporte prismático para esta pila, de base cuadrada y esquinas en chaflán; otra pila o vaso de albañilería a su alrededor, de traza semicircular y dotado de burlas de agua; y un dosel de forja para enramar y dar sombra al conjunto.
El componente más antiguo es el escudo, cuya labor de cantería, tan distinta del resto de piezas heráldicas de El Bosque, es idéntica a la de los escudos conservados en la planta baja del «Quarto Nuevo» del Palacio Ducal de Béjar (fachada sur), lo que permite fecharlo en torno a 1503-1510 y, por tanto, en el período ducal de Álvaro de Zúñiga y Guzmán, II duque de Béjar entre 1488 y 1531 (5). Este escudo pertenecería al palacete de El Bosque en su estado anterior a la reforma realizada entre 1566 y 1567 por el duque Francisco II, una pieza suelta que ha sido instalada en otros puntos de la villa de recreo, como el hueco sobre la puerta cochera del palacete (fig. 19), antes de ocupar el lugar en el que ahora se encuentra. Esta cochera o «garage» es una modificación de la crujía oriental del palacete realizada entre 1917 y 1930, fechas extremas entre la fotografía de Bienvenido Castro Galván, en la que todavía se aprecia el vano original del edificio, y el plano del Instituto Geográfico y Catastral donde consta expresamente rotulado tal «garage» (6). La fotografía de la figura 19 es anterior a 1948, publicada en un libro de Gabriel Rodríguez López de esa fecha (7), de modo que su recolocación en el jardín romántico tuvo que ser posterior.
El frente arquitectónico abocelado es el único elemento original que se conserva in situ, perfectamente integrado en el muro de la terraza y situado en el extremo sur del eje transversal del antiguo jardín de cuadros. A simple vista, el tipo de granito en el que fue labrado no parece coincidir con el del escudo, una pieza cuya inserción en el conjunto resulta verdaderamente forzada por las razones ya expuestas y por un detalle incompatible con la mentalidad aristocrática del Antiguo Régimen: ningún duque de Béjar habría autorizado o promovido la profanación del máximo referente simbólico del linaje, su escudo de armas, incrustando en él un caño para fuente, algo que sí cabe esperar de la mentalidad burguesa de quien vino a ser propietario de la villa de recreo en la segunda mitad del siglo XIX. Sin duda, el frente arquitectónico formaba parte de una fuente parietal, pero su motivo ornamental o figurativo, soporte para el caño, en modo alguno podría ser este escudo profanado. Más adelante ofreceremos una hipótesis sobre qué pieza pudo ocupar ese lugar.
Tampoco formaría parte de la configuración original la pila en la que vierte el caño, labrada en un granito diferente al del resto de las piezas y con un tratamiento ornamental muy semejante al de la Fuente de la Sábana, con parecidos detalles de inspiración vegetal en sus formas recurvadas y el mismo aspecto mórbido: ¿pudo haber pertenecido a la gran fuente barroca? Si observamos la única representación antigua de esta obra, incluida en la Vista de Béjar de Ventura Lirios tan sólo veintiún años después de instalarse sus encañados, podremos reconocer una copa en la parte superior, hoy desaparecida (fig. 20), que en el protocolo de 1705 se nombra como «jarra alta», dotada de su propio surtidor (8). Para demostrar esta posibilidad bastaría realizar un análisis petrográfico del granito de esta pieza, cotejarlo con el de la Fuente de la Sábana en su parte superior y estudiar los huecos y superficies de asiento o ensamblaje, dentro de una hipótesis que formulamos gráficamente en el alzado de la figura 20 y en el montaje virtual de la figura 22.
Con mayor motivo habría que rechazar el soporte prismático de la pila, un tipo de pieza de talla convencional que fue muy común en los siglos XIX y XX, con ejemplos en la misma villa de recreo, concretamente en el merendero situado junto a la Fuente de la Reina del Prado Bajo del Monte (figs. 23 y 24).
La pila inferior de albañilería y sus burlas de agua fueron añadidas en la etapa burguesa del jardín, aunque por ahora no es posible determinar si por iniciativa de Cipriano Rodríguez-Arias (1869-1890) o por su hija Manuela (1890-1919). A esta misma etapa correspondería la pérgola metálica que cubre el conjunto, muy dañada en el invierno de 2000-2001 por la extracción de los troncos de los árboles caídos tras el vendaval de diciembre.
Otros restos: el mascarón de la ría y piezas de una posible fuente
Al oeste de la Fuente del Escudo y en el mismo muro se encuentran varias piezas de cantería que podrían haber formado parte de una fuente (fig. 25). Una de ellas se asemeja a la basa de una columna, pero su diámetro sería excesivo para la escala de las construcciones de esta villa de recreo; otra presenta una forma simétrica con curvas cóncavas laterales y está perforada en su centro; una tercera es de contorno trapecial curvilíneo y podría pertenecer a la segunda exedra que tuvo El Bosque, como otra cercana que servía de asiento (9). Sería necesario limpiar el musgo que cubre estas piezas sueltas y estudiarlas con mayor detenimiento, incluido su análisis petrográfico, para comprobar si fueron desplazadas de la fuente parietal hoy nombrada como Fuente del Escudo o fueron parte de otra construcción.
Una pieza más, el mascarón manierista de la ría (fig. 26), fue probablemente el elemento figurativo que sustentaba el caño de esta fuente en su configuración original, y no el escudo profanado que se agregó mucho después (10). También en este caso se requiere de un estudio petrográfico que determine si el granito del mascarón coincide con el del marco arquitectónico abocelado y si sus dimensiones encajan en el hueco actualmente ocupado por el escudo. Planteamos esta hipótesis mediante el montaje virtual de la figura 27como guía para una posible restitución efectiva, si bien mantenemos las piezas inferiores (pila y soporte) por no disponer de aquellas a las que sustituyen.
Confiamos en que el Órgano Competente tenga en cuenta lo que aquí argumentamos y promueva los estudios petrográficos necesarios para una adecuada restauración de estas fuentes y piezas asociadas.
NOTAS
1. La cantera de mármol más cercana está situada en la localidad salmantina de Casafranca (pico Monreal), a menos de 5 km de las canteras de granito de Los Santos ya casi 34 km de El Bosque. Se trata de una veta metamórfica no documentada hasta las primeras décadas del siglo XVIII, en el informe presentado al duque de Béjar por el arbitrista bretón Nöel Jouvin (Manuel Jovín) ca. 1715-1724, en el que propone mejoras para la Plaza Mayor bejarana: «la fuente se ha de hacer de mármol blanco del de la villa de Los Santos, que es tan bueno como el que viene de Italia, de Maza y Carrara» (el documento en Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, Fondo Osuna, C. 258, D. 79, Agenda del duque de Béjar, fechada ca. 1715 y 1724 por datos contextuales).
2. Biblioteca Nacional de España (BNE), Álbum de Fra Giovanni Vincenzo Casale. Estudio de fuente, signatura Dib/ 16/ 49/ 29/ 1, recopilado ca. 1580 a partir de material gráfico anterior. En el dibujo se puede leer «Fonte nel giardino di don Garzia di Toledo en Pozzuolo» y algunas consideraciones críticas del autor sobre proporciones; curiosamente, algunas de ellas parecen haber sido corregidas en el ejemplar de El Bosque.
3. Otra posibilidad es que se trate de una de las dos fuentes de mármol localizadas en el jardín madrileño de los duques de Osuna cuyo traslado hasta El Bosque proponía el mismo Manuel Jovín, aunque en este caso no se explique la ausencia de la segunda.
4. La vivienda formaba parte de un conjunto de cinco que ordenó construir el duque Juan Manuel II en 1726, todas con sus soportales hacia la plaza y las mismas dimensiones a excepción de la que nos ocupa, colindante con el Colegio de Educandas del duque (conocido popularmente como «Casa de las Beatas»). Las cinco viviendas aparecen representadas en la Vista de Béjar de Ventura Lirios en 1726-1727, es decir, recién construidas, razón por la que en la leyenda del cuadro se nombren como «Casas Nuevas». A mediados del siglo XVIII, según consta en el Catastro de Ensenada, la vivienda en la que se encuentra la fuente era disfrutada por uno de los criados mayores del duque, pero ignoramos en qué momento pasó a manos de la familia Rodríguez-Arias.
5. Hemos estudiado esta fachada y su cronología en Muñoz Domínguez, José, «El Palacio Ducal de Béjar. Ocho siglos de historia», en AA. VV., Piedra y pedagogía: 50 (primeros) años del Instituto Ramón Olleros, IES Ramón Olleros Gregorio, Béjar, 2013, pp. 15 a 70 (pp. 29 a 33).
6. AHPSa, Planos del Catastro Parcelario, término municipal de Béjar, polígono 13, Instituto Geográfico y Catastral, plano preparatorio del 22 de diciembre de 1930 y plano definitivo del 16 de julio de 1932.
7. Vid. Rodríguez López, Gabriel, Manufacturas laneras de Castilla en el siglo XVIII: notas sociales de las fábricas de Segovia, Guadalajara y Béjar, Escuela Social, Madrid, 1948 (cuadernillo gráfico sin paginar).
8. El documento en AHPSa, Protocolos Notariales, P. 862, fol. 109r, Escritura de obligación del maestro latonero Miguel de las Peñas para hacer la cañería de la fuente nueva de El Bosque, Béjar, 11 de mayo de 1705, ante Gregorio de Vega.
9. Hemos estudiado esta segunda exedra en Muñoz Domínguez, «La exedra ausente. Verificación de hipótesis sobre una segunda exedra en la villa El Bosque de Béjar», en Estudios Bejaranos, nº 21, Centro de Estudios Bejaranos, Béjar, 2017, pp. 75 a 104.
10. El mascarón presenta una talla diferente y de aspecto más antiguo que la de sus homólogos de la Fuente de la Sábana, por lo que seguramente sirvió de modelo para los canteros que levantaron esta fuente barroca antes de 1705.
PIES DE FOTO
Fig. 1. Localización de los restos renacentistas en el jardín romántico actual (plano de José Muñoz Domínguez, 2022).
Fig. 2. Composición del jardín de cuadros en torno a 1567 (plano de José Muñoz Domínguez, 2022).
Fig. 3. Alzado sección de las copas de la Fuente de los Ocho Caños, 1574-1577, de la fuente circular del jardín romántico, ca. 1567, y de la fuente de García de Toledo en Pozzuoli, anterior a 1575 (croquis de José Muñoz Domínguez, 2022).
Fig. 4. Alzado sección de la copas de tres fuentes de villas italianas de la segunda mitad del siglo XVI: fuente del Tribolo en la villa medicea de Castello, fuente de Venus Anadiomene en la villa medicea de La Petraia y fuente de la Palazzina Farnese de Caprarola (croquis de José Muñoz Domínguez, 2022).
Fig. 5. Ornamento en la copa de la fuente circular de El Bosque, un detalle floral perfectamente acompañado por los nenúfares que tuvo hasta los años noventa del siglo XX (foto de José Muñoz Domínguez, 1995).
Fig. 6. Croquis y anotaciones de Giovanni Vincenzo Casale sobre la fuente del jardín de García de Toledo en Pozzuoli, Nápoles (BNE / BDH).
Fig. 7. El soporte de mármol de la fuente circular depositado en la planta baja del palacete, entre otras piezas arqueológicas (foto de José Muñoz Domínguez, 2010).
Fig. 8. La fuente circular en una imagen de 1958 (fragmento de la fotografía publicada en el nº 13 de larevista Cedro de esa fecha, p. 47).
Fig. 9. La fuente circular en una imagen de 1961 (fragmento de una fotografía de Montagut conservada en el Instituto del Patrimonio Histórico de España, IPCE, Ministerio de Cultura).
Fig. 10. La fuente circular en una imagen de 1969 (fragmento de la fotografía de Jaime Pato publicada en la revista Blanco y Negro de esa fecha).
Fig. 11. Restitución fotográfica sobre el estado hipotético original de la misma fuente (José Muñoz Domínguez, 2020).
Figs. 12 y 13. Fuente de copa situada en el patio de una vivienda de la Plaza Mayor de Béjar (foto de José Muñoz Domínguez, 2010).
Fig. 14. Fuente de la Plaza de la Piedad de Béjar, popularmente llamada «El As de Copas» por su parecido con el naipe, en una tarjeta postal de Fototipia Castañeira, Álvarez y Levenfeld editada en Béjar por M. Gómez ca.1905-1913.
Fig. 15. Fuente circular de El Bosque en planta y alzado (plano del Plan Director, 2000-2001).
Figs. 16 y 17. Fuente de la vivienda de la Plaza Mayor en planta, alzado-sección y perspectiva (planos de José Muñoz Domínguez, 2020-2022).
Fig. 18. Fuente del Escudo en su estado actual (foto de José Muñoz Domínguez, 2015).
Fig. 19. Escudo ducal colocado sobre la puerta cochera del palacete en 1948 (tomada de Rodríguez López, Gabriel, Manufacturas laneras de Castilla...).
Fig. 20. Fragmento de la Vista de Béjar de Ventura Lirios con el estado de la Fuente de la Sábana en 1726-1727, incluida la desaparecida «jarra alta» (colección particular duques de Béjar).
Fig. 21. Alzado parcial de la Fuente de la Sábana con la taza de la Fuente del Escudo como «jarra alta» (dibujo de José Muñoz Domínguez, 2020).
Fig. 22. Restitución fotográfica sobre el estado hipotético original de la Fuente de la Sábana (José Muñoz Domínguez, 2020, a partir de dos fotografías de Julián Mateos Lozano).
Fig. 23. Soporte de la taza en la Fuente del Escudo (foto de José Muñoz Domínguez, 2015).
Fig. 24. Merendero junto a la Fuente de la Reina en el Prado Bajo de El Bosque (Plan Director, 2000-2001).
Fig. 25. Piezas descontextualizadas junto al muro sur del jardín romántico (foto de José Muñoz Domínguez, 2017).
Fig. 26. Mascarón de la ría, elemento manierista fuera de contexto (foto de José Muñoz Domínguez, 1995).
Fig. 27. Restitución fotográfica sobre el estado hipotético original de lo que hoy constituye la Fuente del Escudo (José Muñoz Domínguez, 2020).