21 Coptos
Mañana nos desayunaremos con otra masacre parecida, seguramente peor, más obscena, y la tele seguirá ofreciendo la merienda entre ración y ración de publicidad.
José Muñoz Domínguez
Degollados: penúltimo festival de muertes anunciadas. Esta vez no era la sangre de veintiuna ballenas varadas en la playa, sólo prisioneros con monos color butano (color Guantánamo) preparados para la carnicería, jugosa carnaza para las cadenas de televisión, que nos ofrecen el plato como un impúdico entremés al mediodía o por la cena.
Todos ganan (menos los degollados): ¡la vida vale tan poco para quienes anteponen las creencias al respeto por el hombre! No se si alguno era Charlie: ¿a quién le importa? Mañana nos desayunaremos con otra masacre parecida, seguramente peor, más obscena, y la tele seguirá ofreciendo la merienda entre ración y ración de publicidad. Por cierto: ¿no son demasiados minutos en prime time?, ¿cuánto pagan los verdugos por esta macabra propaganda de lo suyo?, ¿cuánto ganan las cadenas por la sangre gratuita?