Hasta Siempre, Lola
En recuerdo de María Dolores González Canalejo
Grupo Cultural San Gil / Con los primeros fríos de febrero nos dejaba Lola González Canalejo, presidenta de esta asociación cultural a la que perteneció desde finales de los años ochenta del pasado siglo. Largo tiempo de brega juntos, querida Lola, peleando por mantener vivas las formas menos institucionales de la cultura: el patrimonio inmaterial de nuestros pueblos y su música, las viejas fábricas o los jardines casi perdidos de esta tierra.
Desde el rigor y desde el cariño –esa especial sensibilidad tuya–, pero sin renunciar nunca al trabajo bien hecho, fuimos desgranando muchas actividades que compartir con nuestra gente y con quienes quisieran acercarse a conocer y disfrutar: conciertos y recitales poéticos, proyecciones, exposiciones como «El ajuar de nuestras abuelas», publicaciones muy diversas entre lo científico y lo divulgativo, conferencias y paseos en reiteradas etapas como presidenta, a veces tan consciente del esfuerzo y sus cortos logros que te obligaba a recordarte y recordarnos aquella frase de Ortega: «todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía». Nunca escatimaste tu tiempo ni fue en vano tanta actividad.
Fuiste una mujer de trato sencillo y exquisito, coherente en tus principios y con gran capacidad de empatía hacia los que sufren (queda demostrado en varios artículos de opinión, pero sobre todo en tus acciones), volcada en aportar ideas para un programa electoral en defensa de los talentos locales y del acceso universal a la cultura, sin élites excluyentes, siempre atenta e incansable en el amor por tu familia y tus amigos.
Atesorabas conocimiento de varias disciplinas y eras capaz de servirte de ellas en tu variado quehacer. Farmacéutica de formación y profesión, musicóloga por vocación y carrera, con estudios en Ciencias Ambientales y gran curiosidad por otros campos del saber, irreductible defensora del papel de las mujeres en nuestra sociedad, te dedicaste también a la investigación en materia de patrimonio cultural (ecomuseo, arboreto), con alguna escapada al periodismo de opinión (aquellas «Píldoras de boticaria») y la música siempre presente, llenándolo todo (dejas inacabada tu tesis doctoral sobre Las canciones de las niñas y las ideologías de género en el medio rural salmantino, 1900-1940), pero sin olvidar el contacto humano más amable, el que surge de compartir ideas, proyectos, esfuerzos, empeños colectivos, conversación animada y una copa de buen vino. El fruto de tantos afanes lleva nombre y lugar en nuestra historia reciente: la Coral de Béjar, el Grupo Cultural San Gil, el Centro de Estudios Bejaranos, el Grupo Hierbabuena de Horcajo de Montemayor y generosas colaboraciones con el Grupo Radalaila en Valladolid y el Grupo Velaila en Candelario.
Y la vida, ya se sabe, siempre es demasiado corta cuando se ensancha en tantos horizontes. Queremos continuar lo que iniciaste y recordar tu tiempo entre nosotros con este verso de Machado al viejo Giner, eternamente joven: «lleva quien deja y vive el que ha vivido». Hasta siempre, Lola.
Béjar, 5 de febrero de 2017
Grupo Cultural San Gil