Ciudadanos Béjar denuncia la política urbanística del equipo de gobierno
El grupo político en la oposición habla de "diez años de perplejidad y silencio", en referencia al "desatino urbanístico" en La Corredera.
C's Béjar / Una década y parece que fue ayer desde que el actual partido que gobierna el ayuntamiento de Béjar, el Partido Popular, tomara la desafortunada decisión de permitir la reconstrucción del edificio donde se situaba el antiguo Bar Sol, y que puede verse tal y como está hoy en día.
Haciendo un poco de historia y sin alargarnos en el relato: resulta que todo pasaba por un proyecto del entonces equipo de gobierno del Ayuntamiento de Béjar (del mismo corte y color actual) que pretendía el ensanchamiento de la intersección existente entre las calles 28 de Septiembre con la calle de La Libertad, un verdadero punto negro en el que a menudo se veía frenada la fluidez de los vehículos, convirtiendo el estrecho cruce en un cuello de botella que entorpecía el correcto y normal funcionamiento circulatorio de los mismos con el consiguientes cabreo de los conductores.
El inicio de las obras para ampliar la calle pasaba por la previa expropiación y derribo del único obstáculo que entorpecía el inicio de tal empresa: eliminar el edificio que soportaba al Bar Volante, en el número 19 de la calle de La Libertad (otra historia que también “tiene tela” por lo que tuvieron que tragar los pobres dueños). Con esto se lograba alinear la acera derecha de bajada hacia La Corredera (lateral del Banco BBVA), con la acera izquierda, subida a 28 de Septiembre.
El paso siguiente sería la negociación con los propietarios del edificio donde estaba ubicado el Bar Sol y tras su derribo, aumentar con criterio la anchura de la calzada para poner en línea la acera de bajada izquierda de la calle 28 de Septiembre (donde está la tienda de ultramarinos de Vicente), con la acera izquierda de bajada hacia La Corredera. Todo ciudadano de Béjar pensó, o soñó, que una vez finalizada la obra, esto acabaría definitivamente con el problema, convirtiendo esa ampliación en un punto que aportaría mejora, modernidad y cambio, paliando o aliviando en parte la conducción en esa zona oscura y compleja del callejero bejarano.
Cabía incluso la posibilidad de instalar unos semáforos, que hubiese sido lo ideal.
Más volvió a suceder, como ya es de costumbre; otra vez, la falta de oposición política, la ndolencia de la ciudadanía que debería haberse echado en manifestación a la calle para protestar, los manejos, chanchullos, intereses o nefasta negociación del entonces equipo de gobierno del ayuntamiento, nos allegaron al término de una “chapuza” sin nombre que mantiene algo maquillado, pero prácticamente igual ese “embudo-tapón”, y que soportaremos con resignación los conductores de Béjar, más los que nos visitan, en presente y futuro. Lo dicho, un auténtico desatino (por no llamarle delito), un conjunto de acciones y decisiones deplorables que recaerán de por vida sobre las conciencias de los protagonistas que culminaron semejante “proeza”; un daño de tal calado que NO PODRÁ TENER SOLUCIÓN ni en los próximos 100 años, salvo que se aprobara algo parecido a la “Ley de Costas” en urbanismo de ciudad.
En estos días se lo recordamos a los sufridos conductores que en ese punto tienes que soportar los constantes atascos y contratiempos.