
El Teatro Cervantes acoge el sábado, 25 de noviembre, a las ocho de la tarde, el concierto con motivo de la festividad de Santa Cecilia de la Banda Municipal de Música de Béjar
Durante el concierto se interpretarán piezas de David Rivas, Franz Von Suppé, Ruperto Chapi y Chaikovski de acuerdo al siguiente programa.
Programa Concierto Santa Cecilia
DAVID RIVAS DOMÍNGUEZ (1980)
Anam
- Cuimhe
- Talamh
- Sadachd
- Beatha
Víctor Grande Escudero, clarinete
FRANZ VON SUPPÉ (1819-1895)
Poeta y aldeano (Obertura)
RUPERTO CHAPÍ (1851-1909)
La Bruja
PIOTR I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)
Marcha Eslava
Notas del Programa
David Rivas nació en Toro (Zamora). A lo largo de su carrera ha compuesto numerosas obras para banda sinfónica. Anam es un concierto para clarinete dedicado a Juan Ferrer, solista de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Toda la obra es una referencia a Galicia, pero desde sus peculiaridades más etéreas: sus ancestros celtas, su singular expresión de los sentimientos... Por ello, el compositor utiliza términos del idioma gaélico para el título general y para cada uno de los cuatro movimientos en que se divide la composición.
Sobre libreto de Karl Elmar, Franz von Suppé compuso la opereta Poeta y Aldeano, típica comedia de enredo plagada de situaciones equívocas, que se desarrolla en un ambiente desenfadado y rústico, casi pastoril. El desenlace y la moraleja finales resultan acordes a los gustos y a las convenciones sociales del aristocrático público austriaco de la época. Como es habitual en Suppé, la Obertura constituye una elocuente muestra de la maestría y de la brillantez creativa del compositor.
La Bruja es una de las más importantes llamadas “zarzuelas grandes”. La música fue compuesta por Ruperto Chapí; Miguel Ramos Carrión y Vital Aza escribieron sus textos. Su estreno en el Teatro de La Zarzuela en 1887 supuso un impulso para la renovación de un género en decadencia y un respiro empresarial para el citado teatro, cuyas producciones habían dejado de concitar el interés de un público que desde hacía tiempo optaba por espectáculos líricos de menos enjundia artística.
En 1876 se organizó un concierto benéfico a favor de los cientos de soldados rusos heridos en la guerra contra el Imperio Otomano. A petición de uno de los promotores, el director de orquesta Nicolái Rubinstein, Piotr I. Tchaikovsky compuso para la ocasión (y en solo cinco días) una de sus más celebradas partituras: la Marcha Eslava. Se trata de una obra que recoge varias canciones populares de origen serbio y ruso. Su brillante final constituye un inequívoco himno de afirmación de la identidad eslava.
PEDRO JAVIER CAÑONES GARZÓN