La Alberca

Nombrar la Sierra de Francia es nombrar La Alberca y nombrar La Alberca suele provocar en el interlocutor un gesto afirmativo o una elocuente muestra de satisfacción. A poco que uno pulule por muestras y ferias de turismo, lea publicaciones del sector o, simplemente, escuche el run run popular de viajeros o amantes de las tradiciones se habrá topado con el nombre de La Alberca o con la imagen reproducida de su crucero o del perfil de sus construcciones ante la Peña de Francia.

Sucede en esta localidad y en el resto de pueblos de la Sierra que la arquitectura civil o popular es la que, por encima incluso de la monumental o religiosa, y al contrario de otros lugares, otorga fama, da enjundia y seduce al visitante a quien suele resultar difícil substraerse de su atractivo.

Bien se puede decir que La Alberca es, por tradición y por mérito, la capital de esta comarca.

Veníamos a decir que los monumentos en La Alberca no se ciñen, como en otros pueblos a dos o tres edificios a reseñar: iglesia, palacio, convento. No.
Aquí se puede afirmar que todo vecino es propietario de una pequeña o gran obra de arte, pues todas las casas que configuran el casco urbano tienen mérito para pasar por tal, y mérito sumaron para ser, su conjunto, el primer pueblo de España declarado Monumento Histórico Artístico; ya en 1940.

Sin duda la capacidad de los albercanos para impedir que la historia y el tiempo consumieran, menguaran o modificaran inconvenientemente el aspecto tradicional de su pueblo, es la que ha acumulado razones para la alta consideración que en el ámbito rural tiene La Alberca.

Su origen hay que situarlo en el remoto ámbito del siglo XII, época de batallas, reconquistas y repoblaciones, aunque las pinturas prehistóricas en el cercano Valle de Las Batuecas, la presencia de un ara romana en la iglesia parroquial e incluso el origen etimológico del nombre (del árabe Al-Bereka: estanque) hacen especular con mucho más pretérita génesis.

No obstante el aspecto actual es en gran medida proveniente del siglo XVIII, época en la que, debido a periodos de prosperidad u otras causas, buena parte del casco urbano se reconstruye. Así lo atestiguan las fechas de los dinteles de las entradas que fueron grabadas junto al nombre de los propietarios y de alegorías de carácter religioso. Esto sucede en calles como la del Tablado, que desde la parte norte del municipio se interna en busca de la plaza principal. Por ella, paseando por el relieve enrollado de su suelo, pueden observarse innumerables muestras de la tradicional casa albercana. Esta consta generalmente de una planta baja hecha de mampostería de granito, a veces con un porticado de columnas o pilares de madera o piedra (uno de los mejores ejemplos es el de la Casa Ducal de la Plaza). Los pisos suelen tener balcones corridos de madera o hierro con guardamalletas troqueladas sobre una larga viga de madera de castaño sujetada por las mencionadas columnas. Las fachadas de estos pisos son en la mayoría de los casos de barro cocido -pocas veces de adobe o de la ladrillo- y encalado que se sustenta por medio de un complejo entramado de vigas de madera que tan curioso aspecto dan a estas construcciones. Las fachadas orientadas al hostigo se cubren de tablones de madera imbricados para protegerlas de la humedad. Al igual que el conjunto urbano, la iglesia parroquial de La Asunción data del siglo XVIII y es preferentemente neoclásica.

Todas estas bellezas fueron visitadas, elogiadas y divulgadas a lo largo de los años, por hombres notables como Don Miguel de Unamuno, hispanistas como Maurice Legendre o Jacques Chevalier, directores de cine como Luis Buñuel o pintores como Joaquín Sorolla o Ismael Blat.

Información General:
Nº Habitantes (Aprox): 1.138
Superficie: 60,73 Km2
Altitud: 1048 m
Tlfno Ayuntamiento: 923 415 036