Ciudadanos x Béjar denuncia la "gravedad" de la explosión en la depuradora

CIUDADANOS X BEJAR Y COMARCA / Estas fotos que publicamos en nuestro número de febrero son elocuentes. Desde luego, lo que sucedió el día 23 de enero a las 08:30 horas en la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Béjar, no fue un “pequeño incidente”, como declaró el Alcalde en el Pleno; ni los daños se limitan a “cristales rotos”, ni muchísimo menos, parafraseando a Don Alejo.

La explosión fue de tal magnitud, que tiró tabiques y destrozó equipos, haciendo estallar o desinflarse al gran depósito esférico que vemos por los suelos en una de las fotos. No parecen corresponder a un “estallido de cristales” los daños causados en el edificio más afectado, donde, por supuesto, no queda un cristal sano. Hay que disculpar al Alcalde, de todos modos, porque él mismo reconoció, seis días después de la explosión, que no había podido ir a comprobar los daños y se limitaba a la escueta nota de la empresa concesionaria.

Según nuestras fuentes, los daños causados por la explosión pueden superar el millón de euros, ya que las instalaciones de la EDAR han quedado seriamente dañadas, lo que  corroboran  estas imágenes. Además, según nos han asegurado, a partir del día 23 de enero, la estación depuradora funciona a medio gas a consecuencia de la explosión,  con la consiguiente pérdida de eficacia en la depuración, que provocaría una mayor concentración de elementos contaminantes en las aguas río abajo. Esto parece haber motivado la diaria presencia de técnicos del Confederación Hidrográfica del Tajo para vigilar los vertidos.

Hay otra cuestión de relevancia que no se ha mencionado y es el hecho de que sólo la casualidad evitó que pudiera haber habido desgracias personales. A la vista de estas fotos, está claro que, si cualquier persona se hubiera encontrado en el interior de las dependencias afectadas, podría haber resultado gravemente herido. Que la suerte sea la principal razón de que nadie haya resultado herido, obliga a revisar en profundidad todos los protocolos de seguridad.

Y un último factor de preocupación: el hermetismo que ha rodeado todo el asunto desde el principio. Tratándose de una instalación pública no es de recibo que estos hechos se oculten a los ciudadanos, que la hemos pagado con nuestros impuestos, además de ser clientes de la empresa concesionaria. Algo debe haber turbio en este tema, además de las aguas mal depuradas, cuando tanto se quiere tapar. Incluso, el Alcalde hizo alusión  en el Pleno a “algo que pasó en la depuradora en tiempos suyos…” dirigiéndose al portavoz del grupo socialista. Todas las preguntas están sin respuesta. ¿Qué pasó entonces, qué ha pasado ahora en la depuradora?

Estas imágenes deben conducir a que los responsables del gobierno municipal ofrezcan las necesarias explicaciones. De no hacerlo, habrá que suponer que lo que sólo son conjeturas, podrían ser hechos ciertos. Como, por ejemplo, que se quiere ocultar la responsabilidad de alguien en concreto,  que puede haber irregularidades en la contratación del personal de la EDAR, o en la renovación de la concesión del servicio, hecho que se ha producido muy recientemente, según parece, porque en esto tampoco brilla la transparencia.

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