El PSOE reclama a la junta que aporte medios técnicos y humanos a los productores y coordine la aplicación de tratamientos fitosanitarios para erradicar las plagas en la sierra de Francia

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Octubre 08, 2007

La mosca del olivo, el gusano cabezudo están dañando gravemente a la provincia de Salamanca, en especial a las sierras de Béjar y Francia

La mosca del olivo está provocando la caída prematura del fruto, la pérdida de peso y la excesiva acidez de las aceitunas que se producen en las sierras de Béjar y Francia, arruinando la economía de pueblos como Sotoserrano, Lagunilla, Valdelageve, y, en menor medida, en Aldeadávila y La Fregeneda, en Las Arribes.


Por su parte, el gusano cabezudo ha afectado ya el 36% de los cerezos y ciruelos de la Sierra de Francia, y su expansión ha sido continua desde la década de los 80, hasta el punto de que ha llegado a desbordar a los productores de las sierras de Béjar y Francia.


El PP rechazó dos propuestas realizadas por el PSOE, a través de la Procuradora salmantina Ana Muñoz-De la Peña, en las que se pedía que la Junta de Castilla y León aportara medios técnicos y humanos a los productores, y coordinara la aplicación de tratamientos fitosanitarios específicos para tratar de erradicar las plagas de la mosca del olivo, por un lado, y del gusano cabezudo, por otro, las cuales están dañando gravemente a la provincia de Salamanca, en especial a las sierras de Béjar y Francia.


Con respecto a la mosca del olivo, Muñoz-De la Peña recordó que se trata de un insecto muy dañino para el olivar. La larva labra galerías en el interior de la aceituna y se alimenta de la pulpa, pudriendo y secando el fruto que, como consecuencia de ello, cae al suelo, lo que impide que se inicie el ciclo reproductor. Al daño de la mosca se le unen los provocados por los hongos y bacterias que penetran a través de las galerías.


Según los últimos datos del departamento de Sanidad Vegetal de la Junta, la plaga del gusano cabezudo afecta ya al 36% de los frutales, sobre todo cerezos y ciruelos, de la Sierra de Francia, y va en aumento considerable en los árboles de la Sierra de Béjar. Las diferentes cooperativas de productores se reconocen desbordadas por la gravedad de esta plaga, y llevan años exigiendo a la Junta que acometa acciones generales y conjuntas para erradicar una plaga que está dañando las cosechas y que, además, es muy difícil y costosa de combatir, pues el gusano y su larva viven en la madera. Pese a la gravedad de ambas plagas, “el PP se ha negado a prestar ayuda económica a los afectados, así como a endurecer la lucha contra ambos insectos, alegando que ambas plagas no son aún graves”, tal y como denuncian desde las filas socialistas.