Cerca de un centenar de personas disfrutan en el Teatro Cervantes de Béjar con "La maldición de Poe"

Residencia Mamá Margarita, Béjar

Redacción i-bejar.com
Mayo 24, 2010

Una representación de títeres para adultos que recrea situaciones de los cuentos y poemas del escritor norteamericano Edgar Allan Poe

La Maldición de Poe. Corsario TeatroCerca de un centenar de personas pudieron disfrutar en el Teatro de Cervantes de Béjar de la obra titulada “La maldición de Poe”. Una representación de títeres para adultos que recrea situaciones de los cuentos y poemas del escritor norteamericano Edgar Allan Poe (1809-1849). Las referencias más reconocibles son: “El gato negro”, donde un hombre se obsesiona con un gato y, queriendo matarlo, mata a una persona; “Los crímenes de la calle Morgue”, donde un enorme simio trata de afeitar a unos ancianos; y el poema “Annabel Lee”, el amor imposible y trágico de la pareja protagonista.

“La maldición de Poe” contiene una trama principal y varias secundarias. En la principal, unos adolescentes llamados Edgar y Annabel experimentan un amor incipiente sin por ello dejar de jugar como verdaderos niños. A lo largo de la obra esta relación se ve obstaculizada, tanto por los personajes y situaciones que Edgar va a conocer en su aventura (entre ellos un policía que le quiere dar caza), como por el progresivo debilitamiento de Annabel, cuya tos no augura nada bueno. Dichos personajes se van presentando en tramas secundarias sucesivas que, como es de rigor, acaban afectando a la principal.

Poe muestra en sus cuentos un universo espantoso a la vez que poético. Pocos como él han conseguido fascinarnos con las imprevisibles fronteras de la muerte, esa aparente posibilidad de moverse a ambos lados de la línea. Sus personajes se obsesionan con personas y con objetos, pero no es extraño participar de sus exaltados sentimientos por cuanto tienen de humano.

En “La maldición de Poe” todos los personajes parecen manipulados por una fuerza desconocida (y es verdad que en su condición de títeres están sometidos a una severa manipulación). Sin embargo, su maldición no es otra que una repetida mala suerte decididamente cómica.

La primera versión de este espectáculo la estrenó Teatro Corsario en 1994.